- La producción y el consumo global de vino han disminuido, impulsados por factores climáticos y cambios en los hábitos de consumo.
- Hay una creciente demanda de vinos orgánicos, vinos de alta gama y opciones con bajo o ningún contenido alcohólico.
- Los consumidores buscan más información y experiencias en torno al vino, lo que exige estrategias de marketing más sofisticadas.
La industria del vino está experimentando una transformación inédita impulsada por cambios en los hábitos de consumo y una mayor conciencia sobre la salud.
La producción mundial de vino cayó, alcanzando en 2023 los niveles más bajos desde 1961, debido –entre otras cosas– a problemas climáticos y eventos meteorológicos adversos.
Esta reducción en la producción coincide con una caída en el consumo global del 2.6% en 2023 en comparación con 2022.
Sin embargo, esta baja en el consumo no significa el fin del vino, sino una evolución hacia productos más especializados y un marketing más dirigido. Los consumidores, cada vez más informados, buscan vinos orgánicos, orange wines, opciones sin alcohol y vinos de alta gama.
Este cambio representa una oportunidad para las marcas que buscan conectar con un público que valora la calidad, la autenticidad y la innovación.
Vino: nuevos gustos, nuevas estrategias
El enfoque de la industria del vino está cambiando, pasando de ser una bebida cotidiana a un lujo ocasional. Los consumidores están dispuestos a invertir más en una botella de buen vino que en varias de menor calidad.
Este comportamiento se observa también en el creciente interés por las medias botellas, ideales para quienes desean disfrutar de una copa sin necesidad de abrir una botella completa.
Este cambio de mentalidad exige estrategias de marketing más sofisticadas. Ya no basta con promocionar el vino como una simple bebida alcohólica. Es esencial destacar sus características únicas, su proceso de elaboración y su origen.
Las marcas deben apelar a la curiosidad y el conocimiento del consumidor, ofreciendo información detallada y experiencias que enriquezcan su relación con el producto, dice un informe de CNBC.
En este sentido, las redes sociales y las plataformas digitales se han convertido en herramientas valiosas para democratizar el acceso a la industria del vino y conectar con nuevas generaciones.
El auge de las alternativas low-alcohol y no-alcohol
Las generaciones más jóvenes, especialmente la Gen Z, están impulsando el crecimiento de los vinos con bajo o ningún contenido alcohólico.
Este grupo demográfico, que representa el 45% de los consumidores de bebidas, prioriza el bienestar y un estilo de vida saludable.
De hecho, los jóvenes de entre 20 y 24 años en el Reino Unido tienen la mitad de probabilidades de comprar bebidas alcohólicas en comparación con generaciones anteriores.
El mercado de bebidas sin alcohol está experimentando un crecimiento acelerado, con un aumento estimado del 12% entre 2023 y 2027.
Este fenómeno ofrece nuevas oportunidades para la industria del vino, que puede diversificar su oferta y atraer a un público más amplio.
Las bodegas y los productores pueden experimentar con nuevas técnicas de elaboración y sabores, creando productos innovadores que respondan a las demandas de un mercado en constante evolución.
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