El logotipo del pájaro de Twitter es uno de los símbolos más reconocibles y emblemáticos a nivel mundial y se ha convertido en sinónimo de la propia marca. No son muchas las marcas que pueden jactarse de ostentar su logo sin necesidad de agregar el nombre de la organización a la que representa.
Y en ese sentido, el logo de Twitter cumplía perfectamente su función como un rasgo de identificación; los logos son el símbolo que los clientes usan para reconocer una marca, para que, idealmente, las personas conecten instantáneamente su logotipo con el recuerdo de lo que hace la empresa y, más importante, cómo los hace sentir.
Uno de los propósitos centrales de Twitter era dar a los usuarios la libertad de compartir sus inquietudes e ideas a través de ese espacio. Para reflejarlo, el ave está dirigiéndose hacia arriba, como un símbolo de la libertad y la esperanza, con el color azul también asociado con la libertad y la unidad.
El famoso pájaro era adorado por sus seguidores, y lo consistente de la marca, le permitió que un simple símbolo la represente. Si bien su historia no está exenta de problemas, Twitter pudo crear algo novedoso y representar una comunicación rápida y directa.
El logotipo del pájaro se rediseñó y actualizó en junio de 2012. Entonces, Twitter declaró que no habría cambios en este durante mucho tiempo. Decidieron eliminar el nombre “Twitter”, pensando que el ave por si sola era suficiente para identificar la marca, algo que solo pueden hacer marcas sólidas y lo que se considera aspiracional en branding, pues ello significa que se han convertido en parte de la cultura popular.
“Twittear” se convirtió en un verbo. Un “tweet” se refería a una publicación o post. “Tweeps” se convirtió en el apodo de sus empleados. Así de poderosa la marca. La adquisición de Twitter por el multimillonario Elon Musk, fue muy controvertida desde el inicio y lo sigue siendo. Está en el proceso de reinventar la aplicación, incluyendo el cambio de nombre de la plataforma social a X.com en su sitio web y el reemplazo del pájaro con una versión estilizada de la letra 24 del alfabeto.
El nuevo logotipo generó reacciones mixtas de los usuarios, así como confusión sobre cómo se llamarían ahora los tweets, mientras que los expertos en marketing y branding afirman que el cambio de marca corría el riesgo de desperdiciar años de reconocimiento.
La sede de Twitter en San Francisco está siendo parte de esta metamorfosis y se ve ya la X desde la cafetería hasta la fachada. Mientras que las salas de conferencias cambiaron de nombre a palabras con X, como “eXposure”, “eXult” y “s3Xy”.
Mientras, detrás de bambalinas se están tomando muchas medidas para reformar a la empresa, desde despidos de personal y cambios en las características de la plataforma, como las insignias que estaban destinadas a verificar a los usuarios y las reglas que rigen su contenido, sin contar la caída en la publicidad y el meteórico avance de Threads, su rival.
Musk ha utilizado la letra X repetidamente en sus empresas. Varios modelos de sus famosos Tesla los identifican. Cofundó x.com como un banco en línea que luego se transformó en PayPal, cuyo dominio adquirió en 2017 y dijo que tenía un “valor sentimental”. Según Musk, el cambio de nombre y de logotipo está detrás de su propósito por convertir a Twitter en una “aplicación de todo”, que abarcaría no solo redes sociales sino también la banca y las compras.
“La transformación es simplemente una forma de que Musk deje su huella en la empresa”, dijo Tom Morton, director de estrategia global de la agencia de publicidad R/GA. “El cambio de nombre y logotipo de Twitter no tiene nada que ver con problemas de usuarios, anunciantes o mercado. Es un símbolo de que Twitter es propiedad personal de Elon Musk”.
Otros expertos coinciden que se trata menos de reinventar Twitter y más de construir una marca alrededor del imperio de Elon Musk, incluido SpaceX, donde la marca X realmente se conecta un poco más de cerca.
En fin, esperemos que por lo menos, la alegórica marca del pájaro ocupe un espacio en la cultura como un recuerdo feliz o se convierta en uno de esos logos que pertenecen a la cultura más que a una empresa, más allá de las ambiciosas pretensiones de su nuevo propietario, se lo merece.