Hace un par de año, dos pequeños fallecieron como consecuencia de que el mueble se les vino encima, el mismo tipo de accidente que acaba de ocurrir causando la muerte del niño de 22 meses, Theodore McGee, en Minnesotta, Estados Unidos, a pesar de las advertencias que incluye el mueble sobre la necesidad de anclarlo a la pared.
La cómoda Malm, en sus diferentes tamaños y colores, es uno de los muebles más vendidos por el fabricante de muebles sueco, pero además en los últimos años se ha ganado una muy poco favorable fama, al haber provocado con su caída, la muerte de un niño de dos años en Pennsylvania y otro de 23 meses en Washington, en 2014.
Estos sucesos llevaron a la marca a advertir de la necesidad de seguir las especificaciones sobre el anclaje del mismo, pero la tragedia ha vuelto a suceder con el mismo mueble, ante lo que Ikea, a través de un portavoz, ha declarado al diario The Telegraph, que, aunque la compañía lamenta “profundamente” el fallecimiento del niño y que para ellos “la seguridad de los niños es lo más importante”, no asumirán ningún tipo de responsabilidad por el suceso. Además, ha querido insistir en que en las instrucciones de montaje se establece “claramente” que debe fijarse a la pared.
Por su parte, las autoridades federales están investigando el caso, en el que la madre después de dejar al pequeño durmiendo la siesta sobre su cama, se lo encontrase en el suelo con la cómoda con la cómoda encima, tras lo cual habría fallecido.
Por su parte los consumidores estadounidenses están organizándose para recoger otras denuncias similares (aunque sin las graves consecuencias de estos) y firmas, para exigir a los fabricantes mayores responsabilidades a la hora de garantizar la seguridad de los usuarios de estas cómodas.
Una de las versiones de las cómodas Malm de Ikea. Fuente: Ikea