En México y Latinoamérica los cabilderos o lobbistas son como una especia rara, desintegrada, desmembrada y diluida entre mitos de corrupción, teorías de conspiración, sobornos y tráfico de influencias. Muchos los imaginan como mercenarios con muy buenos contactos, armados de un maletín lleno de dinero en efectivo y prostitutas. En la práctica, mucho hay de verdad y mucho hay de mito. La realidad es que México y toda América están siendo sacudidos por un movimiento de este tipo de prácticas y tácticas de relaciones públicas.
Escarbemos un poco en México y su creciente desarrollo. El cabildeo o lobbying es muy reciente a diferencia de Estados Unidos, –donde se formalizó a finales de los años veinte y principios de 1930–, México, con una democracia incipiente y un régimen presidencialista poco dejaba a la maniobra del cabildeo, porque antes del presidente Ernesto Zedillo, las leyes las hacían a su manera y según sus intereses los secretarios de estado bajo las imposición o vigilancia del Ejecutivo.
Al tener un congreso dividido y no contar con la mayoría, fue necesario influenciar a los representantes populares que antes y durante el régimen priista sólo eran un gasto y un adorno. Ya con Vicente Fox entraron de lleno los primeros cabilderos a negociar intereses de las empresas farmacéuticas. También abrieron lucha en la industria azucarera. Nadie ganó, nadie perdió, lo que pasó es que se fortaleció la figura del cabildeo, a nivel municipal y federal.
El mercado energético nacional demandará agentes de cabildeo que negocien leyes, intereses e influencias para “mover a México” con el dinero e intereses que generen las nuevas leyes. Si tienes una empresa de comunicación, estás a tiempo de abrir tu agencia de cabildeo, sólo necesitas un buen equipo de abogados, ejecutivos de cuenta que pueden ser exdiputados o senadores que son los que tienen los contactos y clientes que te necesiten.
El cabildeo es el negocio más rentable de las relaciones públicas. Mientras las agencias de relaciones públicas luchan por presupuestos de las marcas, que si bien les va se reflejan en parámetros de entre 8 y 19% del total de un presupuesto anual de mercadotecnia de una marca, las agencias de lobbying ganan comisiones millonarias, pues llegan a cobrar hasta 75 mil pesos por generar citas con gobernadores o funcionarios de primer nivel.
¿Qué sigue en el lobbying mexicano? Mucho crecimiento, formalización e identificación de los personajes que lo ejercen. Veo dos caminos lógicos en el futuro próximo: o se endurecerá más la vigilancia de los agentes de cabildeo o cada día será más frecuente y de práctica laxa. El cabildeo no es bueno o malo, es un mecanismo natural, lícito y real de la comunicación social humana. Lo que realmente es importante es cómo se practica y la ética que lo rodea.
Ajústense muy bien los cinturones porque pronostico que el lobbying entrará con todo en los próximos años y será un protagonista de la nueva forma de ver las relaciones públicas de México. Mientras tanto, el cannabis, las farmacéuticas y las próximas infecciones como el COVID esperan pacientes en la banca del cabildeo luchar próximas batallas por dinero, poder y nuevos intereses. Lo que serán las relaciones publicas del futuro.