Las tarjetas de crédito nacieron allá por los comienzos del siglo 20. Fue en 1914 cuando la empresa Western Union presentó una tarjeta para sus clientes más selectos que les permitía un trato preferencial y una línea de crédito sin cargo.
Hasta 1940, si bien el sistema se generalizó en otras empresas, las tarjetas eran válidas sólo para cada compañía.
La primera tarjeta de crédito tal y como se la conoce ahora (sirve para pagar sin efectivo en múltiples establecimientos) surgió en 1949: la Diners Club, según publicó EnNaranja.
Todas (o la gran mayoría de) las tarjetas que nacieron luego de Diners Club tuvieron la misma forma: un rectángulo apaisado y más o menos el mismo tamaño.
Sin embargo, eso está cambiando. Así como los videos han ido mutando desde el formato 16:9 al “modo retrato” debido al uso y morfología de los smartphones, las tarjetas de crédito están empezando a mostrar una relación vertical similar.
El diseño evoluciona, en general, para resolver algo o para satisfacer nuevas necesidades, y las tarjetas bancarias no se ven como lo son ahora por accidente. En general, tienen paisajes debido a la forma en que funcionaban las viejas máquinas de tarjetas, y los números están en relieve para que puedan imprimirse en un vale de venta.
Es decir que una tarjeta con un paisaje es sólo una solución a un “problema” que ya no existe.
Uno de los primeros bancos en cambiar al formato vertical es el Starling Bank, con su tarjeta Mastercard. Se cree que es el primer banco en el Reino Unido en introducir este formato de tarjetas diseñado en “modo retrato”.
En la presentación, la marca habló de “cuestionar los métodos antiguos y responder a los cambios culturales, adaptando lo obsoleto para encontrar nuevas formas”.