Hemos abierto la caja de Pandora. La información fluye indiscriminadamente de una lugar a otro, las personas apoyamos, sin saberlo, el contenido que generan otros y los intereses que lo acompañan.

He visto cómo hace poco surgen en Facebook historias de violaciones, causas y movimientos que no siempre están acompañados de verdad. Me detengo aquí un poco. En el pasado mes, surge una historia de una aparente violación de una mujer por un sujeto en un centro nocturno de la ciudad de México. En un blog se cuenta un anécdota de cómo una mujer fue forzada a tener relaciones sexuales con un desconocido a través de un acercamiento por un perfil falso. Poco a poco este blog y esta historia fue ganando espacio en los perfiles de las mujeres que alertaban a otras a cuidarse de perfiles falsos y de supuestos “Stalkers”. Es más, tanto fue lo que generó esta publicación que hasta algunos medios de circulación nacional retomaron el suceso. Al final, y después de algunas investigaciones, la historia no tenía mucha lógica y sentido. Tampoco no existía ninguna denuncia formal frente a las autoridades. Todo parece suponer que se trataba de una campaña para herir la reputación de una persona y una venganza entre particulares por un conflicto anterior.

¿Qué aprendizaje me deja esto?
Que las redes sociales cada día son más poderosas y pueden servir para construir marcas, destruirlas o dañar la reputación de personas y como arma en campañas de desprestigio. No todo lo que se publica es verdad y debemos de tener mucho cuidado qué movimientos apoyamos o no en las redes sociales. Porque ahora nosotros mismos, somos audiencia y filtradores de contenido.

¿Cómo filtrar el contenido para consumirlo mejor?
El contenido para mi debe ser útil, lógico y verdadero.
Si decido compartir algo en mis redes, debo de investigar un poco su origen y los intereses que incluye.
El mejor filtrador de lo que es mejor para mi soy yo.
Tenemos que entender que somos audiencia meta y al mismo tiempo somos nuestros propios editores del contenido de vida.

Las redes sociales son el suceso más importante del inicio del siglo 21, pero también son muy poderosas y destructivas si no somos capaces de administrarlas.