Hace unos dĂas se anunciĂł que el EDC, el festival musical que mĂĄs dinero deja en MĂ©xico, serĂa pospuesto hasta septiembre debido a que no hay para cuĂĄndo cambie el semĂĄforo epidemiolĂłgico en la Ciudad de MĂ©xico, la cual, sin duda, ya es uno de los focos rojos de la pandemia a nivel mundial.Â
La mala noticia no sĂłlo es para OCESA, la empresa de entretenimiento y espectĂĄculos en vivo mĂĄs grande de LatinoamĂ©rica. La industria musical envuelve a una cadena laboral mucho mĂĄs amplia, que van desde los tĂ©cnicos que montan el escenario hasta los que venden cervezas entre el pĂșblico.Â
De hecho, OCESA se vio bastante optimista al prever que para el 3, 4 y 5 de septiembre ya se puedan realizar eventos masivos. Al ritmo de vacunaciĂłn que vamos, dudo mucho que este año vuelvan a la normalidad los espectĂĄculos. Tomemos en cuenta que estos festivales de mĂșsica electrĂłnica son frecuentados por jĂłvenes de entre 18 y 30 años: justamente el Ășltimo segmento de la poblaciĂłn que podrĂĄ recibir la vacuna.Â
Soy la primera en creer que las industrias creativas deben reactivarse cuanto antes, pero no a costa de las vidas de miles. No. Insisto e insistirĂ© siempre mientras dure la pandemia: el gobierno tiene que otorgar apoyos a los negocios que estĂĄn parados por completo. Puede ser a travĂ©s de exenciones fiscales, crĂ©ditos justos, prĂ©stamos o estĂmulos econĂłmicos. El punto es que la industria sobreviva hasta que esta crisis termine. El gobierno de la Ciudad de MĂ©xico no tendrĂa que permitir eventos masivos este año: serĂa un riesgo enorme para la poblaciĂłn.Â
Son muchos los factores que hacen pensar en una situaciĂłn compleja para el futuro de la industria musical: la baja de poder adquisitivo de la clase media a causa del desempleo, la falta de aceptaciĂłn de los shows virtuales con costo, el miedo al contagio cuando se declare el semĂĄforo verde y las pĂ©rdidas que se arrastran desde hace casi un año en este negocio que vale unos 26 mil millones de dĂłlares en todo el mundo, de acuerdo con un reporte reciente de Statisa.Â
En Reino Unido las alarmas ya se encendieron y los reclamos de artistas como Sting o Paul McCartney rindieron frutos: el gobierno intervino y otorgĂł estĂmulos a pequeñas, medianas y grandes empresas de este ramo. Obviamente no se trata de salvar al ex Beatle (cuya cartera seguramente alcanza para comprar todos los hospitales de Inglaterra), sino de evitar el naufragio de cientos de miles de trabajadores que dependen de este negocio.Â
Tan sĂłlo en el primer trimestre de 2020, CorporaciĂłn Interamericana de Entretenimiento (CIE) âoperadora de OCESAâ no la pasĂł nada bien. Su flujo operativo bajĂł 18% con respecto al mismo periodo del año anterior. La consultora Pollstar estima que la compañĂa de Alejandro SoberĂłn vende mĂĄs de cuatro millones de boletos para espectĂĄculos en vivo al año. Hoy se calcula que sus pĂ©rdidas ascienden a mĂĄs de 65%.Â
La situaciĂłn es crĂtica y el entretenimiento masivo serĂĄ lo Ășltimo en volver. A la jefa de gobierno Claudio Sheinbaum poco le importĂł organizar el Vive Latino 2020 cuando ya habĂa casos confirmados en Ciudad de MĂ©xico. Esperemos que este año tenga la conciencia de que no hay âalgunos casos confirmadosâ, sino cientos de miles.Â