En la más reciente edición de los Juegos Panamericanos, realizada en Lima, Perú, México obtuvo su mejor cosecha de medallas en esa justa deportiva, con 136 medallas, 37 de ellas de oro (aunque en Guadalajara había obtenido 42 preseas de este metal), 36 de plata y 63 de bronce. Tras terminar con el tercer lugar en el medallero, la delegación nacional superó las expectativas de muchas autoridades y especialistas.
Sin embargo, este logro del deporte mexicano fue precedido varios meses antes por los recortes que ese ramo sufrió debido a la austeridad republicana, lo que originó que las becas para los atletas sufrieran una merma y que empleados de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) fueran despedidos, entre otras consecuencias. Esto provocó las quejas de muchos deportistas, algunos de los cuales incluso llegaron a denunciar que reciben una beca menor que la que se entrega a los “ninis”.
Al respecto también se debe mencionar que apenas en julio la propia titular de la Conade, Ana Gabriela Guevara, había declarado lo siguiente: “El presupuesto del ejercicio 2019 en total quedó de mil 719 millones de pesos. Eso fue lo que se aprobó en la Cámara de Diputados. Menos 70 millones, que finalmente fueron reducidos”.
La funcionaria añadió que esos recursos eran insuficientes, tanto que a partir de este agosto “ya no vamos a poder pagar la luz”.
Desde marzo el Comité Olímpico Mexicano había anunciado que no contaba con recursos para ofrecer a los atletas en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano servicios tan básicos como los de hospedaje, alimentación y atención médica.
Sin embargo, al parecer el buen viento de los resultados deportivos ha hecho que lleguen recursos. Así, el 11 de agosto, fecha que coincidió con el cierre de los Panamericanos, con la venta de la casa confiscada a Zhenli Ye Gon (famoso por su frase “Copelas o cuello”) se obtuvieron unos 102 millones de pesos para premiar a los esforzados atletas que destacaron en Lima.
Sin embargo, en un principio el esfuerzo comunicativo de las autoridades no fue el mejor: el pasado lunes 12 entregó una medalla conmemorativa de los Juegos Panamericanos al presidente Andrés Manuel López Obrador, apenas horas después de que habían concluido las competencias. ¿La razón del galardón? El agradecimiento por el esfuerzo presidencial para brindar apoyo económico a los atletas mexicanos, según expresó la funcionaria en la conferencia de prensa de la mañana de ese día.
Hacer lo anterior no fue lo más afortunado ni indicado después de los muchos reclamos por los escasos recursos dedicados al deporte, los recortes de personal y servicios, e incluso las acusaciones de corrupción contra Guevara que están siendo investigadas por la Secretaría de la Función Pública, temas que han estado presentes en la opinión pública. Así, aquel acto fue visto por muchos (especialmente en redes sociales) como oportunista e injustificado, digno de un presidencialismo muy rancio.
Como respuesta vino la presentación del joven triatleta Guillermo Ruiz Thomé en el Senado de la República, donde, en ocasión del Día Internacional de la Juventud, afirmó que los resultados de los deportistas mexicanos en los Juegos Panamericanos fueron gracias al apoyo de las familias y de los patrocinadores, y fustigó al actual gobierno al afirmar que no fue gracias a la Cuarta Transformación ya que “ningún participante en estos Juegos Panamericanos empezó su preparación este 1 de diciembre”.
Afortunadamente, el pasado jueves, durante una ceremonia en Palacio Nacional para entregar estímulos económicos a los deportistas, López Obrador parece haber hecho eco de las palabras anteriores y de los excelentes resultados en Lima. Expresó con claridad a los deportistas: “No queremos colgarnos ninguna medalla porque el esfuerzo es de ustedes, de sus familias, de sus entrenadores. El gobierno está en la retaguardia: no ha sabido estar en la vanguardia promoviendo el deporte”.
Sin duda esa expresión del presidente, que entregó más de 222 millones de pesos a atletas y entrenadores, significa un buen mensaje por partida doble: primero, el resarcimiento de la disminución presupuestal que padeció el deporte en el Presupuesto de Egresos de la Federación de este año y, segundo, que el presidente López Obrador puede atender las demandas y los discursos de los otros.
Queda desear que este gesto también pueda ser repetido en otros temas de la agenda nacional.