El escándalo con Carlos Ghosn y el acuerdo fallido de alianza con Fiat Chrysler Automobile (FCA) fueron las gotas que rebalsaron el vaso de una relación tan exitosa como conflictiva, sobre todo en los últimos años.
Así es, los socios de casi dos décadas, Renault SA y Nissan Motor Co, “podrían haber finalmente alcanzado un punto de quiebre en su relación”, analiza Bloomberg en un duro artículo este lunes.
El derrumbe de los planes de fusión de Renault con FCA expuso en público una relación conflictiva entre los fabricantes de automóviles franceses y japoneses que llevaba algunos años y que terminó de implosionar ahora.
Para la marca francesa, Nissan es parcialmente responsable del fracaso de la fusión con FCA por no haberla apoyado claramente, algo que exigía el gobierno francés, dueño del 15% de las acciones. A su vez, Renault tiene el 43% de Nissan.
Tras el fin de las negociaciones con Fiat, el presidente de Renault, Jean-Dominique Senard, le envió una carta a Nissan amenazando con bloquear los planes de la compañía japonesa para revisar su estructura de gobierno. El CEO de Nissan, Hiroto Saikawa, respondió con una declaración: “Esa postura va en contra de los esfuerzos por mejorar el gobierno corporativo”.
Nissan también aprovechó los comentarios hechos por el ministro de finanzas de Francia en el G20 en Tokio en relación con que su gobierno está dispuesto a reducir la participación en Renault para fortalecer la alianza. Es algo que Nissan exige hace tiempo, pero quizás no sea ahora el momento.
El día “D” de la alianza será el próximo 25 de junio, cuando los accionistas de Nissan se reúnan para votar sobre su estructura. Allí se echarán todas las cartas sobre la mesa y puede derivar en el fin de una alianza de casi 20 años.
En la cuerda floja
La unión comercial entre Renault, Nissan y Mitsubischi comenzó a tambalear hace unos años. De hecho, la marca japonesa lleva tiempo preocupada por el acuerdo, que se tensó aún más después de la detención en noviembre de 2018 de Carlos Ghosn, el arquitecto y ex presidente de la alianza.
En medio de la inestabilidad, Renault presiona por vínculos más estrechos (una fusión es lo que pretende), mientras que Nissan busca, por el contrario, más autonomía.
Los dos se necesitan más que nunca dadas las enormes inversiones necesarias en la industria para desarrollar vehículos eléctricos y avanzar en la tecnología de la autoconducción.
Durante la última década, Renault y Nissan han alcanzado US$ 6.300 millones ganancias compartidas. Ambas cooperan en ingeniería, fabricación, gestión de la cadena de suministro, compras y recursos humanos. Sólo en 2018 produjeron juntas 10,6 millones de vehículos, un número sólo equiparable a las gigantes VW y Toyota.
Una separación, está claro, podría resultar en años de desorden. “Es una relación difícil la de Nissan y Renault”, le dijo a Bloomberg Koji Endo, analista de SBI Securities Co. “Es posible que quieran divorciarse”.
Desglobalización
Para Max Warburton, analista de Sanford C. Bernstein & Co, parte de las razones del “fin del amor” entre las empresas está en la llamada “desglobalización” que se está generando en el mundo a partir del marcado nacionalismo en algunos países. “El nacionalismo está aumentando y los globalistas están perdiendo. Quizás este acuerdo estuvo condenado desde el principio. Vivimos en una era de desglobalización y avanzan las identidades nacionales y regionales. Esto se aplica tanto a los políticos y a los individuos como a las grandes empresas”.