El mercado automotriz del mundo tiene tres grandes jugadores por su volumen de fabricación y venta de unidades (más de 10 millones anuales): la alemana Volkswagen, la japonesa Toyota y la alianza franco-nipona que conforman Nissan y Renault (más el aporte de Mitsubishi).
El resto está un escalón atrás, bastante por debajo de los 10 millones de autos.
En ese contexto, en los últimos dos meses se conocieron dos noticias relacionadas con FCA, la compañía formada en 2009 cuando Fiat compró Chrysler y formó, a instancias del fallecido Sergio Marchionne, Fiat Chrysler Automobiles.
Por un lado, el Wall Street Journal reveló que el fabricante de automóviles francés Peugeot se acercó a Fiat Chrysler Automobiles (FCA) para lograr una posible fusión. Eso fue en febrero.
Luego, esta semana y como diera cuenta Merca2.0, el Financial Times informó que Renault pretende fusionarse con su socio japonés Nissan y después comprar el fabricante de automóviles italiano-estadounidense.
¿Qué atractivo tiene FCA para que dos grandes jugadores mundiales como la alianza Nissan-Renault y la francesa PSA quieran sumarla?
Interesado 1: Peugeot
Hay varias razones, pero quizás la más importante es que Fiat Chrysler tiene una participación del 12 por ciento en el mercado de Estados Unidos. Y algo más importante aún, tiene ese market share básicamente a partir del segmento que más crece en ese país: pick-ups y SUV.
Y hay más: lo logra con márgenes superiores al promedio mundial de la industria e incluso peleando con otros grandes rivales como General Motors y Ford.
Para Peugeot, adquirir FCA sería una forma de dejar de depender casi con exclusividad de las ventas en Europa, continente donde las automotrices están cada vez más afectadas por las nuevas regulaciones en materia de medioambiente.
En Europa, Peugeot vende nueve de cada 10 autos que fabrica. Para la marca francesa, una buena forma de diversificar su cartera sería extendiéndose a Estados Unidos. Hacerlo con sus marcas sería mucho más costoso que adquiriendo compañías consolidadas en el país de Donald Trump, como FCA.
Por otra parte, visto desde el lado de Fiat Chrysler, vincular su negocio europeo con Peugeot le brindaría una mayor escala instantánea.
Además, como por las regulaciones por el tema de las emisiones en Europa algunos fabricantes –como General Motors, Ford y Honda– han comenzado reducciones, con la ayuda de PSA, Fiat Chrysler podría absorber rápidamente el mercado dejado por sus rivales.
La duda en este caso es saber cómo tomarán los estados (Francia e Italia) una fusión de este tipo. Ambos estados son propietarios de parte de las empresas.
Interesado 2: Nissan-Renault
El otro potencial interesado en Fiat Chrysler es la alianza entre Renault y Nissan. Según FT, Renault primero quiere fusionarse de forma total con Nissan antes de adquirir FCA.
En este caso, una combinación de Renault, Nissan y Fiat Chrysler será un golpe a la industria, porque la alianza conformada treparía por encima de Volkswagen y Toyota.
Si ya Renault y Nissan juntas son un problema para VW y Toyota, la unión con la séptima fabricante mundial (que es FCA) sería un gran dolor de cabeza.
Interesado 3: ¿las empresas chinas?
Pero esto no termina allí, según CNBC, las empresas fabricantes de autos de China también podrían estar interesada en comprar Fiat Chrysler.
El análisis es el siguiente: las fabricantes del gigante asiático no pueden hacer lo que en el pasado hicieron las japonesas y coreanas, cuando crecieron en el mercado interno (gracias a su bajo costo de producción) y luego exportaron el modelo de negocio convirtiendo sus marcas en jugadores globales.
El problema es que los fabricantes de automóviles chinos no tienen control sobre su mercado interno, lo tiene el Estado, por lo que se les dificulta mucho crecer allí.
Por lo tanto, para las empresas automovilísticas de China, la forma más viable de globalizarse es a través de fusiones y adquisiciones.
¿Podrían hacerlo? Sí. ¿Tienen el dinero para hacerlo? Claro que sí. Aunque esto podría ocurrir una vez que se disipe la guerra comercial.
Hoy, el contexto de enfrentamiento Trump-Pekín hace que sea poco probable que FCA (en especial Chrysler), con su fuerte impronta estadounidense, sea un blanco fácil para una compañía china.