• Nissan prometió que recortaría 300 mil millones de yenes de sus gastos anuales, como parte de su reestructura

• Asimismo, la marca señaló que el mayor reto de la empresa en el futuro sería mejorar su flujo de ingresos

• Si bien ha defendido que tiene amplias reservas, la automotriz teme que sea necesario más crédito si continúa la pandemia

Poco a poco el mundo está volviendo a avanzar después de meses de encierro causado por la crisis sanitaria de la COVID-19. Claro que la pandemia está aún muy lejos de terminar, pero ya las empresas, individuos y gobiernos están desesperados por volver a hacer fluir la riqueza de sus naciones. Lo anterior también significa que más de una marca que está en un gran hoyo financiero está empezando a llegar a acuerdos con autoridades e inversores para sus rescates.

Entre las compañías que parecen estar de nuevo a flote se encuentra la marca nipona Nissan. De acuerdo con Reuters, la automotriz acaba de anunciar que se le fue aprobado un crédito valuado en 713 mil millones de yenes, equivalente a seis mil 600 millones de dólares (mdd). Lo que llama la atención es que, en el comunicado oficial de la empresa, no se reveló que agentes  fueron los que proporcionaron los recursos. Pero fuentes internas ya desglosaron estas cifras.

Todo parece indicar que Nissan fue principalmente respaldado por el gobierno de Japón, que aportó cerca de una tercera parte de los recursos para la marca automotriz. Una parte muy alta  de este préstamo también provino de los grupos financieros Mitsubishi UFJ y Mizuho. Incluso la compañía de seguros Mitsui Sumitomo aportó una parte del dinero. Junto con este anuncio, la empresa de automóviles reveló la reestructura de su negocio para los próximos cuatro años.

Nissan, en deuda con el gobierno

Cabe destacar que muchas empresas del sector automotriz han tenido que solicitar rescates, parciales o totales, a sus respectivas autoridades. Por ejemplo, Renault está aún negociando con el gobierno de Francia un plan de rescate para su marca. Fiat también le pidió a Italia que respaldara su producción, con una cifra aún mayor que la que recién recibió la marca nipona. En Alemania, es la aerolínea Lufthansa la que está poniendo su presión financiera a su nación.

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Resulta importante entender las consecuencias de este tipo de rescates. Es evidente que las marcas podrán seguir operando y sobreviviendo a largo plazo, por lo que estas operaciones son benéficas para su negocio. Sin embargo, también llegan a un alto costo para la marca. El gobierno no simplemente realiza un crédito a fondo perdido por la voluntad de su corazón. En la gran mayoría de los casos, hay grandes requisitos para las empresas a cambio del crédito.

Claro, la naturaleza de los requisitos cambia para cada marca y gobierno. Pero una constante es que la compañía ahora tendrá que estar bajo un control más estricto de las autoridades. Lo anterior podría no parecer un cambio muy importante, pero podría ser crucial para el futuro. Y es que son muchas empresas, automotrices o no, las que están aceptando este tipo de tratos. Así que en un muy corto plazo, se vería un mayor control gubernamental en todo el mundo.

Los riesgos de una marca controlada por el gobierno

Ya en muchas ocasiones se ha visto cómo las empresas y las autoridades gubernamentales no son precisamente las mejores amigas. Como el caso de Volkswagen y Puebla los intereses de una marca y una administración no siempre son los mismos. La misma Nissan ha visto que sus decisiones como ente privado pueden llevar a enfurecer a poderosos funcionarios. Y  aunque hay instancias en las que pueden cooperar ambos sectores, no son precisamente comunes.

No todos los agentes están de acuerdo con los efectos de la intervención del gobierno en los asuntos de una marca. De acuerdo con Forbes, esta dinámica en el mercado podría crear un nuevo tipo de negocio que no beneficie a la industria como un todo. A la vez, The Guardian es de quienes defiende que se trata de un factor necesario, especialmente para la crisis de salud. Y como lo pone Bloomberg, puede dar lugar a peligrosos conflictos de interés en la industria.