De acuerdo con Newzoo, la industria de los videojuegos alcanzará un valor estimado de 99.6 mil millones de dólares alrededor del mundo, con Asia y el Pacífico como el mercado más importante para la industria, con ingresos por 46.6 mil millones de dólares en la zona. En este mercado, Nintendo es pieza clave para la evolución que ha llegado hasta hoy día.
A mediados de los años 90, el CD se perfilaba como uno de los medios de almacenamiento predilectos, y si bien no se trataba de un formato ajeno a la industria de los videojuegos, no existía aún un producto lo suficientemente exitoso como para fortalecer al Compact Disc frente a otros formatos.
Por ello, Nintendo firmó una colaboración con Sony para diseñar la consola sustituta del SNES, sin embargo, el acuerdo no se pudo conducir por buen camino y Sony terminó lanzando una consola en solitario: el PlayStation, mientras que el Nintendo 64 fue la competencia, pero abandonó la iniciativa del CD y optó por los cartuchos.
Los cartuchos representaban un modelo de negocios más rentable para Nintendo, ya que a pesar de necesitar una mayor inversión para producción y un precio final más elevado respecto al CD, la empresa podía controlar de forma más directa el licenciamiento a desarrolladores para publicar videojuegos en la plataforma.
El PlayStation pronto se llenó de piratería, pero se convirtió en todo un referente cultura y de negocios, por lo que Sony tomó gran presencia en la industria, mientras que Nintendo cayó en un periodo de baja en la popularidad de la marca así como bajas ventas, algo que lograría romper hasta el lanzamiento del Wii, dos generaciones de consolas después.
Ahora PlayStation es la marca más fuerte de la industria de los videojuegos, y en gran medida se debe a que el Nintendo 64 representó una mala estrategia de negocios en una era donde los cartuchos se convertían en un producto anticuado frente a la modernidad que representaba el CD, incluso a pesar de sus defectos, como la lenta carga de datos o las continuas fallas por rayaduras o polvo.