• Fueron decomisadas unas 45 toneladas de piratería de marcas como Nike, Gucci, Rolex, Vans y Calvin Klein, entre otras.

• Casi siempre estos productos son procedentes de regiones de Asia como China y Hong Kong.

• La píratería en México representaba en 2018, unos  43 mil millones de pesos a la economía del país.

En el aeropuerto de la Ciudad de México, la Administración General de Aduanas decomisó recientemente unas 45 toneladas de mercancía pirata entre las que se encontraban falsos productos de marcas de lujo como Nike, Gucci, Rolex, Vans y Calvin Klein, entre otras.

Si bien no se trata de la primera vez que se encuentran este tipo de objetos en la aduana, sí es uno de los más grandes golpes que se han generado en la terminal aérea y hacen reflexionar acerca de esta acción delictiva que se ha configurado como una verdadera industria.

Casi siempre procedentes de regiones de Asia como China y Hong Kong, se ha podido configurar to da una red que relaciona a inversionistas mexicanos que se trasladan hasta ese país para encargar líneas de producción que emulan a los más novedosos o exitosos productos de las marcas más prestigiadas de ropa, calzado, relojería, accesorios, juguetes, aparatos electrónicos y muchos otros productos.

Por vía aérea o marítima, grandes embarques llegan a nuestro país a través de aduanas y -muchas veces- con la complicidad de las autoridades, quienes permiten el paso de estos productos apócrifos.

Así, se configura una red delictiva que se ha enquistado en nuestro país y que le ha dado fama internacional  a puntos específicos como Tepito, en el centro de la Ciudad de México. El problema, desde luego, es sintomático de una cultura que ha permeado en todo país.

Para darnos una idea de cómo ha afectado esto, cifras de la American Chamber of Commerce (AmCham), indican que 8 de cada 10 mexicanos que consumen piratería no lo consideran un delito grave.

El problema es que la píratería en México representaba, a finales de 2018, unos  43 mil millones de pesos a la economía del país.

La piratería también permea en el mundo del entretenimiento, como la música y el cine. Gracias al desarrollo tecnológico, esta realidad ha migrado hacia las plataformas digitales, redes sociales y el internet gracias a la descarga ilegal de contenidos, lo que representa el ejemplo ideal de que la web representa un espejo de la vida offline.