El primer evento tiene una derrama económica de 14 mil millones de pesos, nada mal para un fin de semana, además, en él la Ciudad de México tiene una inversión mínima tras las negociaciones de Claudia Sheinbaum, quien desde el inicio de su administración se negó a pagar 400 millones de pesos por el evento.
En marzo de este año, tras reunirse con el presidente de Fórmula 1, Stefano Domenicali, la jefa de gobierno, reconoció la relevancia de este tipo de eventos e hizo hincapié en que su principal papel reside en el poder impactar la economía local. Por eso, Claudia ha impulsado su organización de la mano con la iniciativa privada.
En la última edición Checo Pérez y compañía convocaron a más de 188 mil turistas nacionales y extranjeros y se alcanzó una ocupación del 63.7 por ciento de la capital del país y en los hoteles cercanos al Autódromo de hasta 97 por ciento, según cifras del gobierno capitalino.
Lo mejor fue que el evento se transmitió en 200 países y con ello se desempolvó (al menos un poco), la imagen de violencia e inseguridad que tiene México en el exterior.
Por su parte, según la firma Ernst & Young y la Cámara de Comercio (Canaco) de la Ciudad de México, el duelo del 2019, entre Kansas City Chiefs y Los Angeles Chargers, significó un impacto económico de 67 millones de dólares, es decir, mil 340 millones de pesos, por lo que se espera que este año el juego entre los Cardinals de Arizona vs los 49ers de San Francisco supere esta cifra.
“México” es una marca y cómo cualquier otro “producto” requiere estas importantísimas cartas de recomendación para que lleguen al país más eventos deportivos, conciertos, visitas de personalidades y todo ello con el principal objetivo de impulsar la economía, sobre todo ahora que parece que la pandemia permite un respiro.
Aunque parece receta de marketing no sólo se trata de que hablen de México, sino que se hable bien y con estos eventos la dignidad del país queda muy en alto por la organización, la hospitalidad, el clima, la comida y otras bellezas que tenemos los mexicanos.
Si el país pretende ser visto a la par de otros con capacidad de organizar eventos de alto nivel es necesario invertir, atraer, apoyar y también, por qué no, gozar de ellos.
La administración federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador no tiende a promover este tipo de eventos, sin embargo, ha demostrado que tiene capacidad y que a veces sólo basta un par de llamadas para que los beneficios sean muchos más que el desembolso, por ejemplo, con el caso anteriormente mencionado de Sheinbaum y la F1 o el mismo López Obrador que aceptó y hasta acudió recientemente a la réplica de la Capilla Sixtina que se instaló en el Zócalo capitalino con motivo del aniversario de las relaciones diplomáticas ente El Vaticano y México, la cual está abierta al público (previo registro) de manera gratuita. Como en todo es cuestión de buscarle.