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El neuromarketing estudia conductas del consumidor a partir de estímulos y los procesos mentales que se generan por su causa.
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El neuromarketing se basa en datos y el cruce de ellos y realiza acciones de las que no siempre se da cuenta el consumidor.
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Aspectos como la percepción visual, olfativa, auditiva y el tacto, entre otras, son analizados en el neuromarketing.
Si piensas que el marketing y sus herramientas son ajenas a la generación de conocimiento científico basta con que revisemos el neuromarketing, que se apoya en los postulados de la neurociencia para generar emociones, estimular a la memoria fortalecer la atención en mensajes publicitarios.
El neuromarketing se encarga de estudiar las conductas del consumidor y las reacciones que tiene a partir de estímulos y los procesos mentales que se generan por su causa.
Aspectos como la percepción visual, olfativa, auditiva y el tacto, entre otras, son analizados en el neuromarketing para determinar si existe, a propósito de la publicidad y mensajes de promoción, una respuesta emotiva o una motivación que invite al consumo.
Neuromárketing, ¿para qué?
El neuromarketing se puede aprovechar para conocer el sentir del consumidor y realizar acciones concretas, como mejorar el diseño o la presentación de productos o servicios, ajustar precios, desarrollar acciones de branding, posicionamiento, canales de comercialización, etcétera.
Para desarrollarse, el neuromarketing se basa en datos y el cruce de ellos y realiza acciones de las que no siempre se da cuenta el consumidor. Por ejemplo, en espacios de retail -especialmente supermercados- los carritos para llevar los productos suelen ser grandes y con ello se garantiza una mayor acumulación de mercancía.
Otro ejemplo, también en espacios de venta de productos, es la colocación de aromas para estimular el olfato. ¿Te has dado cuenta que las secciones de perfumería siempre están a la entrada de las tiendas departamentales? También en medio de supermercados gustan de hornear pan para que este se diluya en toda la tienda e invite al consumo.
Otra acción clásica es la de cambiar, de vez en vez, el orden de anaqueles para que el comprador se obligue a buscar el producto que busca y recorrer más mercancía y su oferta.
En cuanto al sonido, las tiendas ponen música lenta para que los compradores permanezcan el mayor tiempo posible… y compren más. En cuanto a los visual, también hay varios trucos capaces de confundir al comprador, ¿no te ha pasado que prefieres un producto que cuesta 39.90 pesos por encima del que cuesta 40 pesos? Aunque sólo sean 10 centavos de diferencia.