Por: Brigitte Seumenicht
Twitter: @seumenicht
Todos nacemos siendo originales, únicos, auténticos. De niños nos aventurábamos, nos atrevíamos a cometer errores, descubríamos, explorábamos, preguntábamos, soñábamos con infinitas posibilidades.
Conforme vamos creciendo, la sociedad, la educación, las normas, los medios, van influyendo y formando un “estereotipo” de lo que se espera de nosotros. Empezamos a funcionar de acuerdo a las expectativas de otros y olvidamos nuestra propia esencia.
Perdemos la capacidad de actuar por voluntad propia y comenzamos a seguir al pie de la letra lo que se nos va asignando.
Resulta maravilloso ver como los niños pequeños son capaces de mostrar su autenticidad de forma constante. Si tienes la oportunidad de convivir con niños te habrás dado cuenta las grandes lecciones que nos enseñan en términos de creatividad e imaginación, tan valorados en el ámbito del marketing.
A continuación algunas prácticas que teníamos de niños que debemos seguir fomentando de adultos, sobre todo si nos dedicamos al marketing, diseño o comunicación:
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Capacidad de asombro: Los niños son capaces de asombrarse con todo. Son capaces de encontrar lo “maravilloso” en lo que a nuestro parecer podría ser simple, conocido o incluso aburrido. Son observadores constantes, exclaman, se alegran, cuestionan. Su curiosidad los lleva a investigar y asombrarse hasta con las más pequeñas cosas. Dan sentido a las cosas que les rodean a través de la exploración , la investigación y la imaginación. Busca, por tanto, lo mágico en todo lo que veas, sientas y escuches. Date oportunidad de asombrarte con lo que la vida te va presentando y descubre lo fantástico que hay detrás de todo lo que te rodea.
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Jugar: El juego es una de las necesidades primordiales en los niños. Los adultos dejamos de hacerlo pensando que es inútil, que perdemos el tiempo o que podríamos sustituirlo por otras cosas. El juego es importante en niños y adultos. Jugar nos permite activar nuestra creatividad, encontrar múltiples soluciones a diferentes problemas, descubrir nuevas facetas de nuestra imaginación y desarrollar diferentes estilos de pensamiento. Es interesante cómo en los niños su necesidad de juego es más importante incluso que el rencor o el odio. Por ejemplo: Cuando dos niños juegan y uno lastima al otro físicamente, el lastimado es capaz de perdonar rápidamente con tal de volver a incorporarse a la diversión y al juego.
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El poder del ahora: Los niños pequeños conciben el tiempo de manera muy distinta que los adultos. Saben disfrutar del momento sin preocuparse por lo que hicieron antes o lo que harán después. Se involucran con sus actividades de lleno. Por ejemplo: Observar con detenimiento un hormiguero o una flor, dibujar un dinosaurio o tomar un baño con burbujas. Disfrutan el ahora. Centrarnos y enfocarnos como adultos en lo que hacemos tiene grandes ventajas.
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No hay imposibles: Los niños no tienen tanto miedo a preguntar o a intentar, lanzan su propuesta o pregunta y no sólo esperan a que las cosas sucedan sino que luchan por que así sea. Creen, en gran medida, que todo es posible. En parte por su inocencia y también porque su creatividad e imaginación no tiene límites. Recientemente mi hijo de 4 años me preguntó: “Mamá entre todos tus viajes…¿No has ido a la luna?” Quedé maravillada por el alcance de su imaginación.
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Cero prejuicios: Los niños pequeños saben hacer amigos rápidamente, sin juzgar a nadie. De todos se puede aprender. Conviven sanamente con otros niños de forma desinteresada, con el fin de compartir y pasar un buen rato.
Carl Jung decía: “Nacemos siendo originales y morimos siendo copias” yo digo que debemos permitirnos ser niños constantemente, disfrutaríamos mas la vida atreviéndonos a jugar, cantar, bailar, explorar, sentir , reír y VIVIR. Por lo tanto presta atención a lo importante y disfruta siempre de cada instante.
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