Desde hace poco más de una década, la publicidad digital se convirtió en un punto obligado y necesario para mantener la relevancia de una marca frente al consumidor.
El asunto tomó dimensiones aún mayores cuando la cantidad de redes sociales, plataformas de comercio electrónico y aplicaciones que cumplían con distinta fines no sólo crecieron en número, sino que se hicieron más accesibles al consumidor final.
A decir de Heriberto López, CEO de El Instituto de Investigaciones Sociales, “están creciendo significativamente las audiencias digitalizadas que no sólo están interactuando con las nuevas tecnologías, sino que además están generando contenidos por sí mismos. Este panorama plantea un reto muy tentador para los generadores de contenidos y estrategas de los medios”.
Bajo este contexto, no resulta extraño que las inversiones destinadas a este campo de acción registren tasas de crecimiento exponenciales.