Las dudas sobre el futuro de la localización del aeropuerto de la Ciudad de México generaron cierta incertidumbre en los mercados, algo que se puede ver en la leve devaluación del peso y en la confianza de los inversionistas.
En este sentido, tranquiliza que Moody’s, quizás la calificadoras de riesgo más importante del mundo, ratificara la situación crediticia de México en “A3”, con perspectiva positiva. Esta calificación se aplica a sujetos de bajo riesgo crediticio.
Esto es clave para los futuros créditos que pudieran tomar tanto los distintos estamentos del estado en México, como los grupos privados, ya que se conseguen mejores condiciones de tasas y plazos mientras más alta es la calificación.
Sin embargo, Moody’s considera que el anuncio de la cancelación del aeropuerto en Texcoco encarado por la saliente administración de Enrique Peña Nieto “genera dudas” sobre el manejo que tendrá el nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador de las finanzas públicas. Asumirá el próximo mes.
Unas horas antes de la comunicación de Moody’s, la calificadora Fitch cambió a negativa la deuda de México.
Entre los argumentos de la calificadora están que persisten riesgos a la baja relacionados con la postura fiscal de la próxima administración en el país, así como que la decisión de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto de México en Texcoco envía una señal negativa a los inversionistas.
“El nuevo aeropuerto de CDMX iba a costar US$ 13.300 millones y sería el proyecto de infraestructura más grande de la administración saliente Peña Nieto. Está completado aproximadamente en un tercio”, publicó WSJ.
Su cancelación costaría alrededor de US$ 5.000 millones, según el mismo medio, aunque el presidente electo entiende que su alternativa, renovar y ampliar el aeropuerto existente, ahorrará dinero a largo plazo.
Tras el anuncio de López Obrador, el peso cayó un 3,2% frente al dólar el lunes y se debilitó aún más el martes.
El analista de riesgo soberano de Moody’s, Jaime Reusche, dijo este miércoles que la decisión del aeropuerto no tuvo un impacto directo negativo en la calificación soberana de México, pero sí “crea incertidumbre sobre el futuro de la política pública”.