Por: Carlos Tapia
Twitter: @carlosftapia

Contar una historia en diferentes ventanas o plataformas es sólo una manera de entender este fenómeno comunicacional. Durante un workshop que realizamos en Cuernavaca, tomé algunas notas, cuál de todas más beta.

Definitivamente tenemos nuestra mente configurada para contar historias, es parte de nuestra esencia, de nuestra experiencia. Las hemos volcado en el cine, televisión, libros, radio, cómics etc. Esto no es nada nuevo, es parte de nuestro currículum como sociedad.

Donde sí ha cambiando es en el cómo contamos esas historias. Los nuevos medios han transformado la manera en que interactuamos con éstas, contribuyendo y recibiendo información constantemente, sin detenernos a pensar, sólo a interactuar.

El hecho de crecer en un mundo sin escasez de contenidos, siempre disponible y con personas que fluyen de un medio a otro, ha provocado que el problema central de las historias es que éstas no se interrumpen, y lamentablemente perdemos algunos en el camino. La historia, su historia, está en todas partes; es la esencia del transmedia storytelling.

Todos buscamos lograr engagement con nuestras audiencias y entendemos que la participación y colaboración es básica en estos mundos de historias convergentes para lograr un vínculo emocional con las personas. Entonces el proceso creativo/pensativo/psicológico/estratégico que requiere pensar un proyecto de esta envergadura, necesita por sobre todo documentar y destilar la idea no en un proceso lineal, si no que completamente interactivo, es decir, comenzar con algunos supuestos y posteriormente avanzar a través de un circuito que se va refinando con el tiempo, el famoso prueba y error.

El uso de múltiples plataformas y medios no hace que un proyecto sea transmedia, se trata de crear un mundo en donde podamos contar una historia. Es muy importante adaptarla a cada uno de los canales en los que se va a narrar, sin replicar en éstos el mismo mensaje y viendo a la  tecnología como un medio, pero los medios no justifican el fin.

Se que lo hemos repetido hasta el hastío, pero “las audiencias quieren participar”, quieren contar sus historias, quieren vivirlas con la marca y ahí es importantísimo entender que cuando dejamos ese espacio abierto, el control sobre sus propias historia se pierde, yo no les pertenece, es propiedad de quien emocionalmente conecte con ella y quiere seguir cambiándola a ampliándola; una suerte de cadáver esquisto digital.

Desde esa perspectiva, Facebook podría denominarse como una  plataforma de transmedia storytelling en sí misma. Ya que resume perfectamente todo lo anterior y se presume a si misma como un espacio dinámico y camaleónico, donde todos los medios confluyen y las historias son curadas por quien las vea, saliendo en muchos casos al offline.

Es natural pensar que la influencia de los medios digitales en el desarrollo del transmedia storytelling es clave para entender la dinámica y evolución de esta. La propia presión del consumidor llevó nuevamente a las marcas, medios y plataformas a reinventarse para contar una historia con la fantasía que sentíamos cuando éramos niños.

Muchas gracias a Paulina Arceo y Asahí Ruiz por la información y por las pláticas sobre este tema 😉

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