Comienza la semana y con ella la vorágine de cosas por hacer. Para lograr cumplir con todo lo que se debe hacer, concentrarse en las actividades pendientes es lo ideal, pues de esta forma no sólo se logran mejores resultados sino que se avanza con mayor rapidez.
Notas relacionadas:
Más allá de las claves básicas para crear contenido interesante…
15 tips para dominar el éstres
8 claves para emprendedores que buscan ser más productivos
Las 4 tácticas que se exponen a continuación, las he puesto en práctica desde que descubrí que cada una funcionaba y después de haberlas aprendido por diversas vías (algunas referidas por compañeros de trabajo y otras leídas). Puede que no sean adecuadas para todos, pero vale la pena intentar, al menos alguna de ellas y observar los resultados.
1. Consumir una buena porción de proteínas en el desayuno
Mantener la concentración durante el día depende de muchos factores, pero uno sobre el que puede ejercerse algo de control es la ‘alimentación’ que se brinda a las células del cerebro a la hora de desayunar (y luego durante el día).
Y es que el cerebro, aunque no lo parezca es metabólicamente muy activo, lo que significa que consume gran cantidad de energía para funcionar y según el tipo de “energía’ que se le aporte, serán los resultados.
Comer proteínas eleva los niveles del aminoácido llamado Tirosina, que actúa como precursor de la fabricación de importante ‘mensajeros químicos’ como la norepinefrina y la dopamina que se encargan de mantener la energía corporal, así como de estimular los receptores del cerebro asociados con el estado de alerta y actividad.
Por ello los alimentos de alto contenido proteico como las carnes, pescados, huevos y productos lácteos son ideales para el desayuno. No se trata de comer únicamente proteínas o de atiborrarse con un desayuno apoteósico, pero la si tiene por delante un duro día en el que además de energía necesita estar enfocado, consumir una buena cantidad de proteína al desayuno, puede hacer la diferencia. Haga la prueba. Por experiencia personal, puedo decir que me funciona.
2. Minimiza los factores externos de distracción
La cantidad de interrupciones que se pueden tener durante la jornada laboral es innumerable, desde compañeros que te interrumpen para contarte una irresistible historia sobre el jefe, hasta la llamada del técnico de la luz.
Si tienes facilidades para ‘caer’ en cuanta distracción asome, toma las riendas y pide cordialmente que “no te interrumpan” durante, por ejemplo una hora. Puedes incluso colocar un cartel (no es broma) o usar tapones en los oídos si lo que deseas es aislarte por un periodo de tiempo, especialmente cuando estas en medio de una tarea importante.
Puede parecer rudo, en un principio con tus compañeros, pero si lo explicas con amabilidad y se vuelve tu costumbre, lo entenderán. Además, cuando se ha cumplido con lo que se tiene que hacer, el estado de ánimo es mejor y eso se nota y se ‘transmite’ al ambiente de trabajo.
3. Aumenta la importancia del objetivo que necesitas conseguir
Nuestra mente suele seguir las prioridades que se establece. Para ello solemos decidir en nuestra ‘lista’ (física o mental) que lo más importante se hace primero y lo menos importante al final. Y puede que cuando se hayan realizado algunas de las tareas más importantes y/o urgentes, las que restan se van quedando ‘rezagadas’ o se hacen con menos atención y energía.
Para lograr ‘ayudar’ al cerebro a mantenerse enfocado, una opción es ponerse tiempo/fecha límite, de esta forma se crea una presión positiva que además suelo motivar con una ‘recompensa’ como por ejemplo “debo terminar este artículo en 15 minutos, antes de llamar a mis amigos para quedar.”
Tan infantil como suena, funciona. De hecho confieso que sin conceptualizarlo, lo aplicaba desde el colegio, especialmente cuando nos asignaban innumerables mapas que colorear… sólo que en ese caso el premio era ver televisión o comer chocolate. (Aunque lo de los bombones todavía funciona en el trabajo… pero podría crear un nuevo problema.)
4. Planifica tu día la noche anterior
Parece de receta, pero a mi me funciona. Analizar y repasar lo que serán tus labores al día siguiente durante algunos minutos cada noche, para luego “cerrarlo” hasta el día siguiente ayuda a dormir más tranquilo y a mismo tiempo despertar con la mente ya programada y organizada, para poder estar enfocados durante la jornada
Pequeños trucos que todos tenemos y que espero puedan ser puedan ser de utilidad a los lectores.