El color, como se sabe, representa un elemento fundamental en la construcción de la identidad de las marcas, pero se dice también que es cuando esta imagen puede carecer de color, que realmente ha logrado consolidarse en la mente del consumidor y alcanza un buen nivel de recordación.
Para darse cuenta de ello, basta ver este ejemplo creativo desarrollado, desde Londres, por Harc Lee. Es una propuesta de packaging que carece de proceso de coloración con el objetivo de ser más amable para el ambiente.
Según este creativo visual, se evita el uso de pintura tóxica que, además, evita un proceso de separación al momento del reciclaje.
Desde luego, se trata de una propuesta visual que integra a un producto consolidado, por lo que retirar toda coloración es posible como un ejercicio de creatividad. Sin embargo, no ocurriría con una marca no conocida y, por el contrario, se perdería en medio de una amplia oferta de productos.