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Estudios como “The Influencer Marketing Factory” dan cuenta de lo importante que se vuelve el contenido como moneda de pago.
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El segmento de millennials también es un importante referente para el consumo de productos y servicios promocionados por influencers.
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La capacidad generacional en redes sociales tanto para crear contenido como para tomar decisiones de compra al verlo, nos ayuda a entender la economía de las historias que hoy es altamente valorada por las marcas.
Millennials convirtiéndose en creadores de contenido para redes sociales, hace de perfiles de influencers un referente clave de cómo crecer en el mercado de historias convertidas en post de gran influencia.
Este trabajo ha permitido escalar recursos de creación de historias y determinar pautas que interesan al consumidor, en un momento en que se mide en miles de millones de dólares el valor de esta industria, tal como lo estimó “The Influencer Marketing Factory”, estudio donde se advierte que de los consumidores encuestados de entre 18 a más de 55 años, los grupos más dispuestos a realizar la compra de un producto promocionado por un influencer fueron los que tenían edades de 14 a 24 años (40 por ciento), 25 a 34 años (40 por ciento) y 35 a 44 años (45 por ciento). Esto nos lleva a concluir que el valor de los millennials en redes, no solo se mide con la creación de contenido, también con la capacidad de compra que está dispuesto a realizar a partir del post de un influencer.
Dejar lo conocido por lo novedoso
Lucas Bononi y su pareja Yana Bononi trabajaban de pintor y de diseñadora de vitrinas, respectivamente, pero al decidir migrar al canal digital y convertirse en influencers, lograron ingresos por más de dos millones 321 mil pesos en 2022.
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La confesión de su ingreso en un año es parte de una entrevista para CNBC, donde los nuevos creadores de contenido revelaron que han logrado construir una carrera en redes, que a Lucas le ha permitido formar una marca personal que ahora es representada por una galería de arte, mientras que a Yana, migrante rusa, le ha dado la oportunidad de formar una base de más de 100 mil seguidores como influencer de moda.
La historia de esta pareja de millennials que decidieron emprender como influencers parte de un momento muy interesante. En el caso de Yana, cuando recientemente llegó a Estados Unidos es que siendo estudiante, no podía trabajar y Lucas, que comenzó en la venta de sus obras de arte a través de su cuenta de Instagram.
Una inversión clave en el inicio de la carrera de influencers de esta pareja fue la compra de una propiedad que Lucas hizo con 188 mil dólares que tenían ahorrados con la venta de sus pinturas.
La compra de la propiedad y eventual renta de la misma le dio la libertad a la pareja de hacer apenas 75 mil dólares al año, pero con un presupuesto de 40 dólares semanales, ya que ese presupuesto difícilmente podía ayudarlos en sus gastos diarios, por lo cual, el gasto semanal se limitaba a 40 dólares.
En este momento es que Yana empieza a crear contenidos en Instagram, solo que escribía sus post en ruso, dirigidos a una audiencia europea de cómo era la vida de una migrante en Estados Unidos, hasta que llegó el momento en que supo que no regresaría a su país natal y fue que decidió cambiar el foco de sus publicaciones y publicar sus contenidos en inglés.
Para definir la estrategia de contenidos que ahora le ha permitido una audiencia de más de 100 mil seguidores, las imágenes siguieron una línea clara: imágenes arriesgadas, creativas, con prendas de colores brillosos y efectos de movimiento con lentes tipo caleidoscopio.
En una gráfica dada a conocer por CNBC en exclusiva para sus suscriptores, el principal gasto al que dedican sus ingresos es en los gastos de negocios, alimentos, casa y solo cuatro mil pesos dedican a gastos discrecionales, todo esto en un mes.
Este caso de cómo una pareja de millennials decide emprender trabajar como influencers nos da un ejemplo de cómo la creación de contenidos es una pauta clave hoy en día, para generar audiencias, sobre todo en un momento en que la construcción de marca permite entender el mercado actual, donde capitalizar un post ha dado paso a la creación de grandes personalidades en redes, como es el caso de Alan por el Mundo, que convirtió la afición de un actor por documentar sus viajes en un negocio donde el nombre de su canal de Youtube ya es una marca registrada que colabora con marcas de calzado y de equipo de viaje como Paruno y Clōe, respectivamente.
El mercado de creación de contenidos a manos de millennials destaca a esta generación como una que se ha vuelto clave en la creación de narrativas y por lo tanto, conformarse como el grueso del talento que hace uso de las redes sociales.
