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Miente, miente, que algo queda

"Miente" parece ser siempre la consigna de quienes no tienen argumentos para su discurso y las redes sociales no son un buen filtro para la veracidad.

Santiago, Chile.- La rapidez con que aceptamos todo lo que se publica en la red es una constante, porque debemos vivir el vértigo digital y no quedarnos en el pasado (cosa que puede suceder en segundos). Entonces, cometemos errores, compartiendo informaciones sin corroborar la veracidad de las mismas y si se trata de desprestigiar a alguien que no nos gusta mucho, no dudamos en hacer un RT o un share. Probablemente pensamos “total, yo no he dicho esto, sólo lo comparto”.

Lo que no tenemos claro es que al difundir cualquier información o supuesta declaración de alguien, sin conocer la contra parte, ni la realidad de la situación, estamos destrozando nuestra propia credibilidad. Luego el lado “B” de las redes sociales también puede ser asociado con la consigna “Miente, miente, que algo queda”.

A raíz de lo vivido en uno de mis lugares de trabajo, en el que un grupo de estudiantes está de paro por el alza de aranceles correspondiente al IPC (Indice de Precios al Consumidor), he visto como los chicos han sido manipulados por entidades  políticas para disfrazar la situación real con argumentos falsos, con el objeto de obtener apoyo de otros grupos sociales en favor de sus demandas.

El problema no son las demandas, todos tenemos derecho a pedir mejoras para nuestra calidad de vida, en todos los aspectos. El problema es la mentira que se enarbola como discurso y que claramente entorpece el diálogo. Y las redes sociales han sido un vehículo para ello, dando cabida a un sin fin de comentarios desinformados e incluso a supuestas declaraciones de los directivos, las que, para que sean creíbles, han sido escritas entre comillas. Lo curioso es que no existe cuña de audio, ni registro audiovisual de la supuesta declaración y nadie de los que comparte la información se ha planteado si es real o no. Simplemente echan leña al fuego. Miente, miente, que algo queda.

No es el único caso. Lo vemos a diario en política y hasta en la farándula. Personajes de todas las corrientes son destruidos a diario por los comentarios o declaraciones sacadas de contexto, los que luego se riegan por las redes sociales con rapidez. Algunos pueden merecer lo que reciben, claro está, pero no siempre sabemos qué hay tras aquel titular que presionó nuestro irresistible deseo de compartir la información. Miente, miente, que algo queda.

Desprestigiar es fácil. Lo hacemos todo el tiempo, sin pensar que además de dañar a una persona o a una marca, estamos dañando a muchas familias y a nosotros mismos, porque la mentira enferma a la sociedad completa y la convierte en un nido de pura desconfianza.

 

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