La publicidad del miedo es una tendencia que se vio con cierta frecuencia durante 2013, sobre el entendido de que el pánico es el sentimiento más poderoso que existe y que sobre esa lógica, en términos de branding, deja una huella indeleble entre los consumidores.
El video que explica esta forma de difusión fue producido por la agencia John St. de Toronto en Canadá, el cual de pronto parece similar a una secuencia de programa cómico, pero no lo es.
Sin duda, a reserva de las posturas personales que pueda albergar cada profesional de la mercadotecnia, el material contiene piezas de muy buena manufactura, pero las marcas buscan generar sentimientos positivos entre su público y no necesariamente dejar amargos recuerdos que en algunos casos no se acercan ni a lo simpático, de ahí que esta disciplina mal manejada puede ser contraproducente.
Incluso, el cuidado que se debe tener si se entra en ese terreno debe ser una planeación que se encuentre en un nivel de perfección o que se trate de una producción absolutamente controlada, con actores profesionales y que el producto final dependa del contagio en redes sociales, de lo contrario, el riesgo de que en algún punto alguien espontáneamente y de manera instintiva se defienda o saque un arma y comience a disparar, es altísimo, lo que eventualmente hará que todo el esfuerzo no valga la pena con relación al objetivo que se persigue.