En más de una ocasión y de la mano de las conclusiones de diversos estudios se ha demostrado que más horas de trabajo, no es necesariamente igual a mayores índices de productividad. Ahora Microsoft ha puesto en práctica esta premisa con resultados que se tradujeron en un aumento del 40 por ciento de sus ventas.
Tiempo vs productividad
El tiempo invertido en los lugares de trabajo, poco valor entrega al negocio de la organización si no es capitalizado de manera adecuada.
Lo que sucede en México es claro ejemplo; de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la nación es el país miembro en donde más horas se trabajan, pero que reporta menores tasas de productividad.
Los datos del oprganismo indican que el mexicano promedio invierte 2 mil 255 horas de trabajo al año, lo que equivale a 43 horas por semana.
Para poner el perspectiva el dato, tenemos que los alemanes son los empleados que menos horas destinan a tareas laborales, al destinar sólo mil 363 horas de trabajo al año. Esto representa 892 horas menos que los mexicanos.
Ante este escenario, resulta importante mencionar que a pesar de ser el país miembro de la OCDE donde se pasan menos horas en el trabajo, Alemania logra mantener altos niveles de productividad. De hecho, el trabajador alemán promedio es un 27 por ciento más productivo que su homólogo británico.
Caso contrario sucede con México, país que aunque es la nación en la que más horas se invierten en el trabajo, su nivel de productividad se ubica por debajo del promedio.
Mientras que el promedio de los países miembros de la OCEDE en esta materia es de 50 puntos en una escala de 100, la nota de México es de apenas 20.
Experimento en contra del estrés
A decir de diversos especialistas, este escenario es consecuencia de los altos niveles de estrés a los que están sometidos los trabajadores. México tiene el primer lugar en estrés laboral, incluso por encima de países como China (73 por ciento) y Estados Unidos (59 por ciento), Organización Mundial de la Salud (OMS).
En esta ecuación, las estructuras labores en Japón saltan a la vista ante las amplias jornadas de trabajo que reporta su comunidad empleada y los altos niveles de estrés que experimentan.
De esta manera, en una suerte por cambiar este escenario y capitalizar mejor sus recursos, Microsoft puso en marcha una iniciativa que buscó encintar la productividad con diversas medidas entre las que destacó la reducción de la semana laboral de cinco a cuatro días sin reducción de sueldo.
Este experimento, es parte del programa Work Life Choice Challenge 2019, mismo que contó con la participación de 92 por ciento de la plantilla laboral de la marca en Japón.
Entre las medidas que se tomaron con base en este programa, destaca la reducción de la semana laboral manteniendo el sueldo de los empleados, la puesta en marcha de una “licencia especial” pagada para el personal contratado de tiempo completo y la imposición de un limite para que las reuniones o juntas laborales no excedieran los 30 minutos. De hecho se animó a los equipos para realizar estas reuniones de manera online, antes que de manera personal.
Estas iniciativas, que para los más tradicionales pudieran ser consideradas como arriesgada, resultó para la firma en beneficios interesantes en términos de negocio.
Durante agosto pasado, mes en el que se pusieron en marcha estas iniciativas, las ventas de la marca crecieron casi un 40 por ciento, el consumo de electricidad se redujo 23 por ciento y la impresión en papel cayó un 60 por ciento.
Este es un ejemplo de cómo para las marcas, entendidas como empresas empleadoras, este contexto demanda implementar programas que promuevan un mejor equilibrio entre desgaste y bienestar para sus empleados, con el fin de mantener el buen funcionamiento de la cadena de valor que da soporte a sus negocios.