Michelle Obama es una de las personalidades clave en la historia del marketing político contemporáneo, debido al trabajo en su marca personal, que se ha fortalecido en la promoción de acciones sociales.
Un argumento de marketing, que explica por qué la marca personal de Obama, le ha permitido ser la primer primera dama de origen africo-americano, tal como ella se ha definido, que cuenta con autoridad y poder en sus pronunciamientos, lo ofrece Miriam Catterall en su libro, Marketing and Feminism (Routledge, 2000), en donde argumenta que gracias a la feminización del marketing, más mujeres están llegando a posiciones que antes eran dominadas por los hombres, por lo que puede concluirse, que el impacto de Obama como imagen y autoridad, es resultado de un larga transformación que ha tenido la imagen de la mujer en las estrategias de marketing, lo que ha ayudado a proyectar com mayor impacto a la primera dama estadounidense.
Una de las cualidades que ha fortalecido su marca personal es su historia de vida, que ha usado en sus discursos como estrategia aspiracional, con que buscó motivar audiencias bajo el concepto de “agentes de cambios mundiales”.
Con campañas como “Let’s Move!” definió su marca personal con una estrategia que logró cambiar la nutrición de un país, modificando estilos de vida al promover la actividad física y mejores prácticas de alimentación.
Como primera dama se convirtió en una estrategia de contenidos ganadora para diversos medios, que recurrieron a su aparición en programas de televisión con resultados virales.
Su estrategia de marketing gubernamental basada en acciones sociales, abonó en la percepción positiva de su imagen, impulsando su promoción como candidata presidencial en 2020.