Durante el Ășltimo año, las bĂșsquedas del tĂ©rmino âmarketing de influencersâ en Google ha aumentado 325 por ciento, lo que se mantiene en lĂnea con las empresas y plataformas enfocadas en atender las necesidades particulares de es disciplina.
Cifras de Influencer MarketingHub indican que sĂłlo en Instagram -una de las plataformas estrella de esta disciplina- las inversiones en marketing de influencia para 2018 alcanzarĂan los mil 700 millones de dĂłlares.
De ahĂ que una cuenta de reciente apariciĂłn ha prendido los focos rojos entre las marcas que operan en el mercado mexicano por denunciar la falsificaciĂłn de alcance real de los influencers, derivado de compra de seguidores.
Se trata de la cuenta de Instragam @mexicanfakeblogger que con 2 mil 910 seguidores y 54 publicaciones ha denunciado la presunta compra de seguidores por parte de reconocidos influencers y bloggers mexicanos como Pam Allier, Sofia Lascurain o The Double Denim (Ari Camacho).
Pero este fenĂłmeno no es exclusivo de MĂ©xico, sino que se repite en otros paĂses, tal como lo reportĂł The New York Times este fin de semana.
El periĂłdico presentĂł una investigaciĂłn centrada en la empresa Devumi, que ha ganado millones de dĂłlares por la venta de cuentas falsas y seguidores a celebridades, polĂticos, empresas y cualquiera que quiere aparecer mĂĄs popular en Internet.
El alcance de dichos seguidores falsos es tal que Devumi tiene un inventario de por los menos 3.5 millones de cuentas falsas.
Su Ă©xito se debe principalmente a que el precio por seguidor es bajĂsimo, el Times experimentĂł una compra de 25 mil seguidores en Twitter por 225 dĂłlares, aproximadamente por un centavo de dĂłlar cada uno.
Una vez colocado esto “en la mesa”, el medio expuso algunos de los compradores de seguidores mĂĄs famosos en una amplia lista:
- John Leguizamo (actor)
- Michael Dell (CEO de Dell)
- Ray Lewis (comentarista de fĂștbol americano)
- Louise Linton (esposa del secretario de comercio estadounidense Steven Mnuchin)
- LenĂn Moreno (presidente de Ecuador)
- Lane Fox (miembro del parlamento britĂĄnico y del consejo de Twitter)
Para las marcas esto significa que los influencers que contratan no siempre son tan efectivos como parecen.
MĂĄs aĂșn, para la ley en Nueva York, se trata de una prĂĄctica ilegal, de acuerdo con Eric Schneiderman, el fiscal de NY.