Siempre he decido escribir aquí solo la verdad. Por ello de que la verdad nos hará libres y porque aquí es donde la publico todos los lunes, no imagino otro sitio en dónde hacerlo. Y sí, es un hecho, desde hace ya algún tiempo el formato de la columna que escribimos mediante un chat/diálogo generacional Anaí Aguilar y yo, está desgastado y ya no fluye como hace más de tres años que hicimos la propuesta a merca20.com.
En aquel entonces, la mecánica consistía en que una chica de la generación Y –que nació en 1992- y yo un miembro de la tribu de los Forevers y de la generación X –Nacido a principios de los setenta, que nunca dirá su año real de nacimiento de forma pública, porque es parte de nuestro comportamiento en nuestro segmento/tribu-, redactaríamos cada semana un diálogo generacional a distancia y desde nuestro contexto para hablar de temas de la nuestros estilos de vida, el amor, la mercadotecnia y las marcas. Al principio mediante Blackberrys y hasta hace poco en nuestros iPhones, ¿Por qué ya no fluye nuestra relación ahora? Quizá porque la chica de la generación Y creció y ahora tiene otros intereses y yo, hoy finalmente encontré la forma de construir un proyecto de vida, estoy dispuesto a enfrentar mis responsabilidades y compromisos.
A partir de ahora y en este espacio que ya no compartiré con nadie, escribiré para todos ustedes, reflexiones, experimentos y experiencias sobre la mercadotecnia y las relaciones públicas, las marcas y mi convivencia con las tribus urbanas que al final de cuentas son segmentos de mercado en la actualidad. Compartiré aquí mis vivencias y observaciones como científico social de la interacción de las marcas con las diferentes tribus urbanas que caminan en las calles de esta ciudad. Será muy divertido de esta forma, aunque perdí a mi compañera, coautora y cómplice del formato de columna anterior. Ahora quizá, iniciaremos cada quien otra etapa más de nuestra vidas por separado o en otro esquema de diálogo. Cada quien en su realidad ahora más diferente.
Gracias Anai Y, Anaí Aguilar. Por todos tus momentos, gracias por compartirme tu vida y tu contenido. Jamás te olvidaré porque fuiste y eres una parte esencial e irrepetible en mi vida.