Este viernes la Confederación Sudamericana de Futbol (CONMEBOL), junto con el comité organizador de la Copa América de 2019 a celebrarse en Brasil, dieron a conocer el número de participantes para el torneo a desarrollarse entre junio y julio del año entrante, en la que, México no figura como invitado.
Además de las selecciones que integran a la confederación (10), se tendrá la presencia de dos invitados, se trata de Japón y de Qatar, equipo que será anfitrión en el Mundial de 2022. El objetivo de estos dos invitados, precisó la CONMEBOL, en un comunicado es el elevado interés de la zona asiática en participar en eventos de mayor nivel competitivo, además de que los organizadores indicaron que la invitación responde a aportar al desarrollo del futbol a nivel mundial.
En lo referente a la invitación de Qatar, partimos de que se trata un acuerdo ganar/ganar para el país y para la confederación, ya que por una parte, arranca el proceso de involucramiento del público qatarí al futbol, mientras que para la confederación es ganar presencia en la sede del máximo evento del deporte de las patadas en la década entrante, asimismo, los socios comerciales que tiene detrás del combinado de la península arábiga, Qatar Airways por ejemplo, que tuvo de embajadores de marca a Luis Suárez, Neymar y Lionel Messi, cuando era partner oficial del FC Barcelona.
¿Qué significa para México?
Desde principios de la década, en concreto, la Copa América de Argentina 2011, la selección mexicana de futbol, por orden de la CONCACAF, dejó de asistir a la competencia con sus mejores jugadores para darle total importancia a la Copa Oro; desde ese entonces, si bien el tricolor no dejó de asistir, su participación se volvió discreta, lo que comenzó a generar el desinterés del aficionado nacional.
Por ello, marcas como Telcel, Movistar, Bimbo, entre otras, tuvieron que incrementar esfuerzos para sostener su andar por esas tierras sin el respaldo tan fuerte que es la presencia del combinado azteca. En tanto, la rotura con el vínculo de CONMEBOL parece definitivo, pues el balompié nacional ya no tiene interacción alguna con torneos de la talla de la Copa Libertadores, o la Sudamericana.
En 1993 comenzó de manera frecuente el recorrido del futbol mexicana por tierras sudamericanas, la Copa América de 1993 en la que el tricolor llegó hasta la final, fue un fuerte impulso que fortaleció la relación, que llegaría después con la participación, ya no por invitación, de los equipos mexicanos en la Libertadores.
Más allá del vínculo comercial, en el ámbito deportivo también se pierde y mucho, ya que el fogueo internacional que daba competir con instituciones históricas y ganadoras ha repercutido con el nivel del torneo local.