Fomentar la competitividad de la economía mexicana es uno de los principales objetivos que tienen las empresas que laboran en nuestro país a través de la creación de empleos y Estados Unidos lo sabe, es por esto que la mayoría de las corporaciones provenientes de ahí, opta por contratar mano de obra mexicana pues los bajos salarios con los que cuentan los trabajadores al otro lado de la frontera les han dado beneficios en la creación de nuevos productos o servicios.
El entorno político y económico por el que estamos pasando no pinta muy bien, por una parte se encuentran las agresivas amenazas del presidente electo Donald Trump en las que condena públicamente a las empresas estadounidenses que operan en México para exportar sus productos a su país.
¿Por qué? Las grandes empresas han descubierto que es muy rentable trasladarse a la frontera para aprovechar el diferencial de salarios entre Estados Unidos y México, pues es 80 por ciento menor al que maneja su territorio. Según datos de el Departamento de Comercio de Estados Unidos el 40 por ciento de los productos de fabricación mexicana se originan en las zonas fronterizas, como los autos o las autopartes, esto para poder reducir los costos de fabricación.
Actividades manufactureras como la industria automotriz están siendo en estos momentos la manzana de la discordia entre ambas naciones, pues el presidente Trump ha ordenado a la mayoría de las empresas que se encuentran dentro de ese sector eliminar todas las plantas que tienen en la República Mexicana, dejándonos con un sentimiento de incertidumbre en saber que es lo que va a pasar.
Según números de la agencia Reuters, los fabricantes estadounidenses pagan entre ocho y diez dólares la hora a cada uno de los obreros que trabajan en sus fábricas, es por esto que no es sorpresa para nosotros que miles de fábricas establecieran sus operaciones en sitios como Tijuana.