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Meta anunció recientemente el despido de 3 mil 600 empleados alegando que tenían bajo rendimiento en su trabajo.
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Facebook es la red social más usada en México, según Statista.
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Según un estudio de McKinsey, en muchas empresas el modelo de bonificación basado en acciones ha experimentado un retroceso, a medida que las organizaciones priorizan la estabilidad financiera y la sostenibilidad a largo plazo.
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Meta, la compañía detrás de Facebook, anunció recientemente un aumento significativo en las bonificaciones anuales de sus ejecutivos, lo que ha generado diversas reacciones tanto dentro como fuera de la organización. Y es que, esta noticia viene después de que se haya reportado un reporte de personal, lo cual hace sentido.
Mediante una comunicación oficial presentada a la SEC, se detalló que los directivos podrán recibir hasta el 200% de su salario base en bonificaciones, un incremento considerable con respecto al límite previo del 75%. Este ajuste, aprobado por la junta directiva, busca mejorar la competitividad salarial de Meta frente a otras grandes empresas tecnológicas, ya que anteriormente sus bonificaciones se encontraban por debajo del percentil 15 de las compañías con puestos similares.
Por otro lado, mientras que los ejecutivos verán un aumento en sus compensaciones, los empleados regulares de Meta enfrentarán una reducción en las recompensas por acciones, un beneficio clave que hasta ahora complementaba sus salarios. Esta decisión coincide con un alza del 47% en el valor de las acciones de la compañía durante el último año, lo que genera aún más incertidumbre entre la plantilla, que ve cómo la brecha de compensación se amplía en medio de un panorama de optimización de costos y reestructuración. Por lo que, esta disparidad entre los incentivos para los ejecutivos y las recompensas para los empleados podría generar tensiones adicionales dentro de una compañía que ya atraviesa un proceso de transformación estratégica.
Un informe de la consultora Willis Towers Watson reveló que, el 45% de las empresas globales aumentaron sus bonos para ejecutivos debido a la necesidad de ser más competitivas, especialmente en puestos de liderazgo estratégico. Este tipo de bonificaciones están diseñadas no solo como un reconocimiento del desempeño individual, sino como una herramienta de alineación de los intereses de los ejecutivos con los objetivos a largo plazo de la empresa, como el crecimiento, la rentabilidad y la innovación. En este contexto, las bonificaciones pueden representar una porción significativa de la compensación total de los ejecutivos, a veces incluso superior al salario base.
Por otro lado, las políticas de bonificación dirigidas a los empleados también juegan un papel importante en la motivación general de la fuerza laboral. Sin embargo, las recompensas para los empleados de niveles más bajos a menudo no son tan sustanciales como las de los directivos, y la tendencia actual está enfocada en un enfoque más conservador para evitar la sobrecompensación. Según un estudio de McKinsey, en muchas empresas el modelo de bonificación basado en acciones ha experimentado un retroceso, a medida que las organizaciones priorizan la estabilidad financiera y la sostenibilidad a largo plazo.
Además, el aumento en los bonos ejecutivos no siempre se recibe positivamente dentro de las empresas, especialmente cuando coincide con medidas de reducción de personal o recortes en otros beneficios.
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