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Los problemas de los airbags que fallaron y deben ser cambiados generó costos inesperados para Mercedes-Benz.
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También siguen las derivaciones del escándalo del dieselgate de VW: las regulaciones son un problema para las marcas.
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Las alianzas, la única salida para enfrentar los desafíos que se vienen en la industria.
Los airbag defectuosos fabricados por Takata fueron una verdadera tragedia para esa marca, pero también para muchas de las automotrices del mundo, que debieron llamar a revisión a millones de carros para retirarlos.
Daimler, fue una de las que debió impulsar un recambio que involucró a más de 800 mil vehículos que portaban los airbags de Takata, mayormente de coches de la marca Mercedes-Benz.
A las consecuencias de todo esto las sigue pagando la marca alemana, que este viernes dio a conocer sus resultados financieros y advirtió que tuvo una pérdida en el segundo trimestre de US$ 1.800 millones.
También dijo que las ganancias de todo el año estarán significativamente por debajo de las de 2018. Espera alcanzar los US$ 11.100 millones, bastante menos que los US$ 12.500 millones obtenidos un año antes.
El fabricante de automóviles alemán culpó a mayores costos relacionados con el retiro de miles de airbags Takata, luego del problema de las explosiones. Así como por los riesgos legales y regulatorios del escándalo de emisiones de diesel.
Además de esos factores, Daimler dijo que su mal desempeño para lo que resta del año se verá afectado por la lentitud con la que avanza el desarrollo de nuevos productos y el débil crecimiento en los mercados automotrices en todo el mundo.
Con estas noticias, no podía ocurrir otra cosa: las acciones de Daimler cotizaban a la baja en la mañana del viernes en Frankfurt.
El problema de las emisiones diesel y lo derivado del escándalo de Volkswagen generado en 2015 sigue golpeando a todas las automotrices que venden en Europa. Desde que VW admitió haber hecho trampa en las pruebas de contaminación de Estados Unidos en sus motores diesel, los gobiernos aumentaron las regulaciones y las marcas han debido gastar millones en nuevos sistemas.
Esto se produce al mismo tiempo que la industria está en pleno recambio de tecnología hacia vehículos eléctricos y de conducción automática. Avances que prometen mucho más de lo que generan hasta hoy, por lo que son gastos y más gastos en inversiones que no se sabe si se podrán recuperar.
Juntas o nada
Es por eso que la única manera que pueden afrontar estos años es a través de alianzas: juntas, distribuyen los gastos y, de ser necesario, las pérdidas en caso de desarrollos que luego no puedan masificarse.
Volkswagen y Ford anuncian este viernes más detalles de su acuerdo, Nissan sigue con Renault, la propia Daimler está trabajando con su rival BMW, y Peugeot y Citroën no dejan su trabajo conjunto. La lista es larga e involucra a casi todas.
La caída en las previsiones de Daimler se produjo después de que dos de los mayores proveedores de autopartes mundiales, Johnson Electric Holdings y Sensirion, también redujeran sus pronósticos de ganancias el jueves.
Culparon a una desaceleración en las ventas de automóviles y al pesimismo sobre las perspectivas de una recuperación del sector automovilístico chino.