Por Camila González
[email protected]
@GFCam
Me resulta fascinante el vuelco que ha dado la mercadotecnia en respuesta a esta era digital. Claro, el cambio ha sido en muchos sentidos y niveles, pero en particular me refiero al concepto esencial en el que el consumidor ya no es un ente pasivo que compra “lo que hay” y punto, sino que se ha convertido en un agente activo que reclama sus propias necesidades, sí, se las reclama a las industrias, al mercado mismo y a la publicidad incluso. Hasta tal punto que existen muchos ejemplos en los que los compradores somos co-creadores de lo que nos venden.
Suena fácil, pero sólo ese hecho ha roto la inmensa brecha que situaba a las personas en el rol de meras contribuyentes a las fortunas de algunos pocos. Los compradores, por décadas y sin muchas opciones, se acoplaban a los productos dispuestos en los estantes para “hacerles la vida mejor”, o peor, pero era lo que había y ya.
Los ejemplos del consumidor co-creador son muchos, pero éste del que voy a hablarles tiene un ingrediente fantástico porque da valor a la diversidad humana y pone al mercado a su servicio y en su representación. Se trata de empresas como la británica Makies que lanzó al mercado sus nuevas muñecas con discapacidad: una de ellas tiene bastón, la otra audífono y la tercera una marca o mancha de nacimiento en la cara.
Ya ven, esas muñecas “imperfectas” representan a muchos y son producto –al igual que una línea de muñecos también con discapacidad elaborados por Playmobil- de una campaña global llamada Toy like me, iniciada en Reino Unido por padres de niños con discapacidad y papás con discapacidad, y apoyada por las firmas de change.org. ¡Bendito change.org!
Y así como está sucediendo con estos juguetes, símbolos clave con los que construimos nuestros imaginarios de vida a medida que vamos creciendo, se impone la tendencia a una mercadotecnia que exige tener en cuenta lo infinitamente diverso que es el mundo. El mercado, además, se debe poner a la altura de los consumidores de hoy, cuya postura es cada vez más abierta y auténtica frente a lo que cada cual es, cree, piensa y quiere.
Al fin de cuentas, la mercadotecnia ya no nos puede contar sólo como números que suman cifras de dinero, ya no somos compradores ciegos. ¡Aplausos para los casos en que el mercado nos empieza a poner rostro y nos mira a los ojos!