Puedo entender que los negocios tengan ciertas normas éticas y de conducta que rijan al interior de sus locales. Una vez a un amigo mío no lo dejaron entrar a la Comercial Mexicana sin camisa, claro está, que eso fue en Cuautla y andaba en facha veraniega. Aquella vez me sorprendió el suceso, por inútil y cero amenazante en ningún sentido, pero lo acepté y olvidé. Otra vez fui yo la que se quitó los zapatos en un Palacio de Hierro, porque tenía los pies ampollados, y anduve descalza sin ningún problema. Quizá no se dieron cuenta y sí atenté contra las reglas de buenas costumbres de esa prestigiosa tienda. No lo sé, no me importa.
Es cierto, no está mal no poder entrar en calzones al súper o al cine en brasier. Puedo entender que no pega ir desnudos por la vida, pero lo que sucedió en la puerta del avión de United Airlines hace poco me dejó perpleja. Dos chicas no pudieron tomar el vuelo porque estaban vestidas con leggins (en Colombia a esa prenda le decimos ‘chicles’). Se supone que son simplemente unos cómodos pantalones de tela delgada pegados al cuerpo, no entiendo nada, o mejor, entiendo todo.
Si fuera un tipo de pantalón para hombres, más delgado o más entallado o qué se yo, no habría ningún problema y no entraría en letra menuda de la normatividad de una aerolínea. Ni más faltaba. ¿Decirle a los hombres qué pueden ponerse o no? ¿Establecer que una prenda masculina es demasiado sugestiva y puede poner al personaje en riesgo de ser deseado?
Pues dicha aerolínea respaldó al empleado que pidió a las dos chicas que se cambiaran de ropa para poder abordar el avión en el Aeropuerto de Denver. Por supuesto las redes sociales estuvieron de banquete con este incidente y la aerolínea explicó que se trataba de una norma para quienes viajan con “pases de empleado”, es decir, amigos o parientes de quienes trabajan en la línea aérea. Luego pensé, ¿las demás si podemos subir al avión en bikini?
Lo cierto es que es norma de esta compañía y los medios han develado otras tantas reglas que otras aerolíneas tienen en este sentido. Quienes usen “pases de empleado” pueden subir a un avión de American Airlines con pantalones cortos, pero solamente en clase económica, en primera clase ni en chiste. Esta misma línea aérea habla de ´minifaldas extremadamente cortas´ y ´tops transparentes´, por supuesto para MUJERES.
JetBlue, por su parte, tampoco permite leggins, ni piercing o tatuajes ‘visibles’ y el código de Delta dice que las personas con su vestimenta “no pueden violar la decencia pública” o los “estándares de la comunidad”. Yo me pregunto: ¿decencia pública según quién? ¿Cuáles estándares?
Todo esto me acordó que el año pasado se armó todo un debate en el Parlamento británico porque solicitó al gobierno inglés multar a empresas que imponen a sus empleados códigos de vestimenta sexista, es decir, usar tacones altos o minifaldas. En este caso es lo contrario, lo que está prohibido es que la trabajadora no vaya vestida de forma sexy y atractiva, teñirse el pelo o maquillarse, pero muchas organizaciones hacen este tipo de cosas obligatorias. Incluso si las mujeres no deben ponerse tacones por cuestiones de salud, o de gusto, o de lo que sea. Cada cual.
Discriminación laboral y misoginia, no hay duda, eventos que seguimos y seguiremos viendo y contando como meras anécdotas, pero que son muy, pero muy graves. ¡No más!