Por Alfredo Cervera
Para evitar que queden en el olvido los anuncios y los productos, la creatividad debe aprovechar todos los recursos tecnológicos disponibles.
La lucha encarnada por cautivar la preferencia de los consumidores y persuadirlos a comprar trae como resultado que la publicidad exterior y los artículos que promueven queden relegados a una forma más de contaminación urbana. En la actualidad, las personas se encuentran bombardeadas por tanta información que no les da tiempo de procesar todo cuanto les llega, y de todos los sentidos, la vista es la que más sufre de este hartazgo. Para muestra un botón: el análisis de un laboratorio de investigación en diseño sensorial de Londres comprobó que el 83 por ciento de los mensajes se reciben a través del ojo.