• De acuerdo con INTERprotección, se han visto casos de pacientes de COVID-19 cuyo tratamiento ha superado los 29 millones de pesos

• Sin embargo, reafirmó que estas situaciones son las que menos se presentan, representando menos del uno por ciento de la muestra

• Entre más grandes sean las personas, tiende a ser más cara y larga su estancia en el hospital para atender la enfermedad

Además de ser una situación de emergencia de salud, la COVID-19 ha sido en muchas formas un momento de crisis económica. Y no solo por la forma en que varios sectores de la actividad productiva han tenido que detenerse para detener los contagio. Tan solo enfrentar los gastos médicos de una infección por la enfermedad, en México, puede costar a la gente una pequeña fortuna. Dinero que, por desgracia, una buena parte de la población simplemente no tiene.

En un comunicado, INTERprotección reveló algunos estimados sobre cuánto costaría al promedio de la población en México enfrentar la COVID-19 en la atención privada. De acuerdo con la compañía aseguradora, sin una cobertura de gastos médicos mayores, el costo podría ser de casi medio millón de pesos. Esto, principalmente porque una hospitalización promedio para la recuperación total de los síntomas tiende a superar una cotización de 407 mil pesos.

Buena parte de estos costos, advierte INTERprotección, podrían reembolsarse si se tuviera un seguro de gastos médicos mayores. Sin embargo, solo una fracción de la población en México de hecho cuenta con este tipo de cobertura financiera. La marca señala que, en efecto, a raíz de la crisis sanitaria se ha visto un aumento del 20 por ciento en la adquisición de los servicios. Sin embargo, se calcula que aún menos de la décima parte del país cuenta con este beneficio.

Bancarrota, la otra pandemia paralela a la COVID-19

Cabe destacar que la ruina económica no es un fenómeno único de México. En todo el mundo se están dando casos de miles de familias que han perdido todo su patrimonio por culpa de la COVID-19. De acuerdo con Healthcare Finance, al igual que en la República, en los Estados Unidos (EEUU) se espera que el costo total de la pandemia sea de 546 mil 600 millones de dólares (mdd). La fracción más grande de esta carga económica caería en los pacientes.

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Sin embargo, es importante mencionar que tal vez no basta con tener un seguro de gastos médicos mayores. De acuerdo con CNA, la norteamericana UnitedHealth Group presentó unos resultados decepcionantes para su trimestre más reciente. Esto, porque ha tratado de darle a los clientes con cobertura una atención mucho más asequible. Esto a su vez ha reducido de forma sustancial sus márgenes de ganancia, poniéndola en riesgo de derrumbarse en el futuro.

Tal vez más aterrador aún sería la posibilidad que la COVID-19 no sea una enfermedad que se presente y después desaparezca. De acuerdo con el New York Times, estudios han probado la posibilidad que la enfermedad tenga secuelas a largo plazo. Entre ellas, agotamiento, dificultad para respirar, insomnio, dolores, problemas de memoria y dificultad para tareas cognitivas. En cada uno de estos casos, se necesita un tratamiento a largo plazo con un costo importante.

El alcance de la situación económica

Pero en el caso particular de México, la complejidad de la COVID-19 podría ser aún más grave por la forma en la que se está lidiando con la crisis económica. El gobierno federal ha elegido implementar un plan de recuperación con mínimos apoyos al sector privado, optando en su lugar invertir directamente en apoyos a la ciudadanía. Ante la falta de ayudas, las marcas han tenido que cortar, en conjunto, 80 mil empleos formales que serán muy difíciles de recuperar.

Incluso las acciones que se han hecho a favor de las empresas privadas han tomado tiempo en implementarse y podrían probar ser insuficientes. Grupos de restauranteros, en especial de la Zona Metropolitana del Valle de México, apenas lograron que se les dejara abrir de nuevo su servicio a consumidores. A pesar del alivio de esta medida, estos negocios aún no se logran recuperar del todo, en buena parte porque no toda la población está dispuesta a gastar o salir.