Hace un par de semanas uno de los principales temas noticiosos eran las olas de
calor que azotaban el país, mismas que han dejado más de 100 personas fallecidas
a lo largo del territorio nacional. En los últimos días tuvimos la confirmación que
las inusuales altas temperaturas no fueron un fenómeno aislado sino muestra de la
severidad del cambio climático en el planeta.

De acuerdo con el Servicio de Cambio Climático del proyecto europeo Copernicus,
durante el mes pasado se registró la temperatura promedio más alta de la historia
para ese mes. Medio grado (0.5) por encima del promedio que se tiene entre 1991
y el 2020. El tope previo se marcó en junio del 2019, es decir, hace muy poco lo
que deja en evidencia que es una tendencia.

El reporte del proyecto Copernicus añade un elemento más preocupante aún.
También se observaron temperaturas récord en el océano, con niveles anómalos en
el Atlántico Norte provocadas por condiciones a corto plazo, pero también por
“cambios en los océanos a largo plazo”.

Al parecer el impacto que la huella humana está teniendo sobre el planeta parece
acercarse más a la irreversibilidad. Los expertos estiman que el martes y miércoles
pasado fueron los días más calurosos en la Tierra desde que se tienen registros en
1979, y que dichos días han sido los de más altas temperaturas en los últimos
125,000 años, es decir mucho antes de la última glaciación.

Según la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, en México se están
ejecutando 35 medidas en todos los sectores económicos para tratar de lograr la
meta de reducir en 30% las emisiones de dióxido de carbono para el 2030. Esto se
traduce en una mitigación de 89 millones de toneladas de dióxido de carbono.

Sin embargo, a seis años y medio del 2030, ¿qué tan cerca estamos de esa meta?
Ciertamente la contracción económica que supuso la pandemia por el Covid-19
redujo las emisiones en todo el mundo, incluido México. Cuando se ven los datos
disponibles (2021 y 2020) de los últimos dos años se observa una reducción con
respecto al 2019; entre el 2019 y el 2021 el país redujo en 14% sus emisiones
contaminantes.

Pero cabe recordar que buena parte del 2021 aún se padecían los efectos de la
contracción económica del Covid- 19. A su vez, una medida que invita a pensar que
no se están dando los pasos en la dirección adecuada es que la Comisión Federal de
Electricidad (CFE) aumentó en 36% el consumo de combustóleo para la generación
de energía, uno de los elementos más contaminantes. Mientras que el diésel, con 47% fue la materia prima que más se usó en el 2021 para generar electricidad en
México.

Entre las 35 medidas de la Semarnat no sólo se encuentran aquellas para generar
energía a través de medios más limpios, sino también otras como tener una mayor
electromovilidad, trabajo remoto y transporte ferroviario.

Sin embargo, desde el sector automotriz reclaman más incentivos para los autos
eléctricos y no ha habido avances en la Ley para regular el trabajo remoto.

El planeta nos está haciendo un llamado de atención que todos podemos atender
desde nuestra parcela. Sin embargo, ese liderazgo tiene que nacer desde el
principal responsable de las políticas públicas en el país.