El reciente brote de E. coli vinculado a los Quarter Pounders de McDonald’s en el oeste de Estados Unidos ha puesto a la compañía en el centro de una crisis sanitaria y de reputación. Con una persona fallecida y 10 hospitalizadas, el presidente de McDonald’s USA, Joe Erlinger, se apresuró a asegurar a los consumidores la seguridad de los productos, mientras que la cadena de restaurantes retiró rápidamente los Quarter Pounders de su menú en los estados afectados. La situación ha provocado una caída significativa en las acciones de la empresa, evidenciando la fragilidad de la confianza del consumidor frente a las crisis alimentarias.
El incidente de McDonald’s evoca recuerdos del prolongado escándalo de Chipotle entre 2015 y 2018, cuando múltiples brotes de E. coli y norovirus afectaron a la cadena de comida rápida. Durante esos tres años, Chipotle sufrió una pérdida de dos tercios de su valor de mercado, debido a la incapacidad de controlar los brotes. Fue necesario un cambio en la dirección y la implementación de estrictas normas de seguridad alimentaria bajo la supervisión del nuevo CEO, Brian Niccol, para restaurar la reputación y recuperar la confianza de los consumidores. Esto se logró a través de un reentrenamiento exhaustivo del personal y la revisión de los procedimientos de seguridad alimentaria, lo que eventualmente permitió que las acciones de la compañía volvieran a su nivel anterior a la crisis.
El caso de Chipotle sirve como un ejemplo claro para McDonald’s, que se enfrenta a una encrucijada similar. La rapidez con la que la cadena maneje la crisis y garantice la seguridad de sus productos determinará el impacto a largo plazo en su reputación y en el valor de sus acciones. Por el momento, la Administración de Alimentos y Medicamentos ha señalado a las cebollas en tiras como la posible fuente de la contaminación, lo que ha llevado a la compañía a suspender su uso en varios estados. Sin embargo, la investigación continúa y los consumidores siguen siendo cautelosos.