El controvertido McDonald’s, en el Vaticano, ha enfrentado las críticas de cardenales desde su inauguración el 3 de enero, debido a que consideran que es “una decisión perversa y controvertida”.

Sin embargo, la cadena de comida rápida está buscando las formas de poder ingresar al mercado de ese territorio con ayuda social. La asociación Medicina Social y McDonald’s Borgo Pío (que toma el nombre de la histórica calle que da acceso a la Santa Sede) firmaron un acuerdo para dar de comer a las personas sin hogar.

McDonald’s preparará unos mil menús que serán distribuidos en las cercanías de la basílica papal en colaboración con la Limosnería Apostólica, la oficina vaticana que realiza acciones de caridad en nombre del Papa.

La distribución se dará cada lunes, a partir del16 de enero en la zona de San Pedro y Via della Conciliazione, la gran avenida que une la plaza vaticana con la ciudad de Roma.

El contexto

La apertura del McDonald’s vaticano, el pasado 3 de enero, reavivó una polémica que ya había nacido en octubre (cuando se anunció el acuerdo entre la administración vaticana y la cadena estadounidense).

La polémica surgió por el local de 500 metros cuadrados donde funciona el restaurante, que ocupa un tercio de la manzana, propiedad del APSA (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica). Anteriormente allí funcionaba una banca, cerrada algunos años atrás.

En su momento el cardenal Elio Sgreccia, vecino del negocio, calificó a la decisión de alquilar el inmueble a la empresa de comida rápida como una mala decisión, debido a que se rompía con las constantes críticas del papa Francisco a las multinacionales de la economía salvaje.

A pesar de las críticas fue la oficina vaticana decidiera alquilar el espacio, por el cual recibe alrededor de 30 mil euros, según calculó el diario italiano La Repubblica. Tampoco las molestias de la asociación de defensa del barrio histórico que rodea al Vaticano.

Un caso similar reciente

En 2015, la apertura de un McCafé en la ciudad de Hangzhou en China, causó el enojo de la población, debido a que el lugar donde se construyó este establecimiento, cerca del famoso West Lake de la ciudad, se encuentra dentro de un edificio histórico con 84 años de antigüedad, en el cual alguna vez se alojó el exlíder taiwanés Chiang Ching-kuo.

La opinión pública ha enmarcado esta noticia, como un clásico ejemplo de la invasión cultural de occidente, profanando, no sólo las tradiciones sino también, las antiguas casas de campo que se encuentran alrededor del país.

Shen Chunlei dueño de la propiedad, justifica sus acciones, ya que desde la obtención de la propiedad ha gastado aproximadamente 800 mil dólares en su renovación, y que hasta que el hizo esta cambio nadie hacia caso de este edificio una vez en ruinas.