McDonald’s anunció este jueves que transferirá su domicilio fiscal para la mayoría de sus operaciones fuera de Estados Unidos a Gran Bretaña luego de que la Comisión Europea amenazara sus beneficios en Luxemburgo.
El nuevo holding de la cadena de comida rápida buscará cubrir sus beneficios en la mayoría de sus establecimientos fuera de Estados Unidos, señaló la compañía en un comunicado. Sus ganancias estarán sujetas a las reglas impositivas británicas para empresas, añadió.
Los cambios, que serán implementados a partir de enero de 2017, implicarán el cierre de sus oficinas administrativas en Ginebra, Suiza. Por otra parte, las oficinas en Luxemburgo continuarán siendo responsables de los restaurantes de la marca en el país, aunque algunas funciones serán transferidas a Gran Bretaña.
La filial europea de McDonald’s registró ingresos por 540.6 millones de dólares en 2015. Sobre esos beneficios, el grupo pagó 3.8 millones en impuestos a las autoridades luxemburguesas, que le conceden una tasa preferencial. Los detractores afirman que McDonald’s debería haber pagado más.
McDonald’s se defendió bajo el argumento de que pagó más de 2 mil 500 millones de dólares en impuestos a la Unión Europea entre 2011 y 2015, precisando que su tasa impositiva en ese período fue de 27 por ciento en promedio.
Los anuncios de McDonald’s surgen semanas después de que la Comisión Europea presentara un proyecto de reforma impositiva para las empresas, que busca poner fin a tasas preferenciales otorgadas por algunos Estados como Luxemburgo e Irlanda a transnacionales estadounidenses.
La principal medida de ese proyecto es la puesta en práctica de un “plan común consolidado para el impuesto a las empresas” (Accis), que se supone permitirá a las empresas disponer de reglas uniformes para calcular sus beneficios imponibles en el conjunto de la UE.
La Comisión Europea reclama a Apple, domiciliada fiscalmente en Irlanda para sus operaciones internacionales, reembolsar más de 13 mil millones de euros resultantes de exenciones fiscales.
Decisión con obstáculo
En medio de que McDonald’s cambiara su domicilio fiscal para actividades fuera de Estados Unidos a Gran Bretaña, este país anunció este jueves la prohibición de anuncios de comida chatarra para niños, tanto en internet como en medios impresos.
Las nuevas reglas, que entrarán en vigor a partir de julio de 2017, amplían a otros medios la prohibición ya existente de los anuncios televisivos de “comidas o bebidas con alto contenido de grasa, sal o azúcar”, o HFSS, como se les conoce por su acrónimo en inglés.
La Comisión de prácticas publicitarias (CAP) justifica la medida citando un informe que revela que los niños británicos de entre cinco y 15 años ya pasan más tiempo en internet que viendo la televisión.
El coordinador de la organización Campaña para la alimentación infantil (Children’s Food Campaign), Malcolm Clark, se congratuló por la decisión: “el CAP ha escuchado finalmente las voces de padres y profesionales sanitarios, tras años resistiendo imponer medidas más duras”.
Además, las autoridades británicas planean gravar los refrescos con un impuesto especial, pese a la oposición de los fabricantes.
Gran Bretaña tiene unas de las peores cifras de obesidad de Europa. Según los últimos datos, solamente en el caso de Inglaterra el 31.2 por ciento de los niños entre dos y 15 años tienen sobrepeso o son obesos.