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Twitter cuenta con 353 millones de usuarios en todo el mundo, quienes “tuitean” en promedio casi 6 horas mensuales.
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Mastodon tiene alrededor de 4,5 millones de cuentas creadas, pero solo un millón 28 mil 362 son activas mensualmente.
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La alternativa a la plataforma del pajarito sumó mil 124 “servidores” y 489 mil 003 nuevos usuarios desde el 27 de octubre.
Tras la compra de Elon Musk por Twitter y la amenaza de salida de miles de usuarios de la red social del pajarito, Mastodon ha empezado a perfilarse como la nueva alternativa de comunicación inmediata.
Y es que, aunque Twitter y Mastodon son en esencia similares, el núcleo de la nueva plataforma cambia notoriamente, ya que se trata de una red social descentralizada que se compone de servidores diversos, algo que le ha costado a los nuevos usuarios comprender.
Aunque esta app nació en 2016, en manos del desarrollador alemán Eugen Rochko, es en 2022 la época en la que más destaca entre los internautas, derivado de un “éxodo de ex tuiteros” que muestran en ella su descontento con la plataforma azul o con la reciente adquisición del hombre más rico del mundo.
El CEO de Tesla y SpaceX es uno de los multimillonarios que más inspiran en el mercado tecnológico, pero sus conflictos ante la compra de Twitter y sus primeras decisiones al frente de la compañía, las cuales incluyeron despidos masivos y repentinos, han hecho que usuarios e inversionistas desconfíen del giro social que tomará la plataforma.
A la par de que la cantidad de usuarios en Twitter ha ido en picada, Mastodon ha comenzado a ganar suscriptores de manera acelerada; entre el 20 y el 27 de octubre se inscribieron a la red social cerca de 18 mil personas, una cantidad que pareciera ridículamente baja para la cantidad de usuarios que registran otras compañías, pero de esa fecha al 2 de noviembre ya se podía palpan un crecimiento de 70 mil usuarios, mismo que representa el más grande en su historia y que podría doblar cifras ahora que el fenómeno se ha dado a conocer.
Mastodon, ¿el nuevo Twitter?
La aplicación que ya se señala como una alternativa, tiene muchas diferencias de operación que usuarios han empezado a notar tras su llegada en estampida luego de abandonar Twitter.
Y es que la clave de Mastodon es su funcionamiento descentralizado, por lo que incluso crear una cuenta tiene un grado de complejidad que no se encuentra en otras redes sociales, pues la plataforma se rige por miles de servidores destinados a distintas temáticas, idiomas y ubicaciones, incluso los propios usuarios pueden crear los suyos, por lo que no se rigen de un solo algoritmo predictivo que pueda censurarlos o darlos de baja de forma automatizada, aunque sí existen lineamientos de comunidad.
La plataforma misma cuenta con un “manual” para denunciar cuentas, siempre y cuando se muestren los comportamientos que infringen las reglas, así como el contexto adicional que ayude a tomar decisiones (en 24 horas) sobre la infracción por contenido sexualmente explícito, violento, racista, homofóbico, transfóbico, xenofóbico, de acoso, dogpiling o doxxing, ilegal o engañoso.
A diferencia de Twitter, en esta plataforma el usuario debe elegir en qué servidor quiere crear su cuenta, filtrando intereses específicos; no obstante, también existen algunos servidores restringidos –grupos cerrados que requieren aprobación por afinidad–. Pese a que las publicaciones, conocidas como “toots” permiten enviar hasta 500 caracteres, no son un diferenciador muy grande de la aplicación azul, pues también permiten hashtags y usuarios arrobados.
Una diferencia que le ha costado trabajo entender a los ex tuiteros es la de encontrar a otros usuarios o que los hallen, pues sólo pueden seguir a personas cuyas cuentas hayan sido creadas o se encuentren alojadas en servers diferentes.
En cuanto a los “hilos” de conversación, en Mastodon es posible generar tres líneas de tiempo: una muestra tus publicaciones a las cuentas que te siguen, otra puede publicarse de forma que solo lo vean los registrados en tu mismo servidor y una más permite compartirse como Historia Federada, para que sea visible a un público más amplio.
Este cambio de uso en redes sociales pone en la mesa de discusión la importancia de la descentralización, pues los servidores de la alternativa social están vinculados mutuamente y forman una red colectiva, con diferentes dueños y organizaciones que administran comunidades y no las pueden vender a capricho, pero que si abandonan su servidor ponen en riesgo la permanencia de las cuentas ahí registradas. Además, en este panorama, los anuncios publicitarios como tal (o pautas) no existen, pero tampoco hay una restricción para que cualquiera escriba un mensaje promoviendo su compañía o producto.
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