Sabemos que somos una cultura emocional que pondera los sentimientos en llamaradas que se consumen con rapidez. El origen de nuestro imaginario, ese “súper yo” nacional, siempre hace alusión a nuestra tendencia a las emociones en extremo, amo mucho, armo festejos gigantes, odio también en demasía.
Ese comportamiento es la razón de que todo pase y nada se analice, mucho menos se solucione. Nuestros canales digitales todos los días se llenan de trendings que se olvidan en horas. Ayer fueron los XV de Rubí, fuera de la algarabía que generó su onomástico, tres conjeturas han quedado claras:
- Las redes sociales rigen pauta televisiva.
- En la comunicación mexicana; no importa a dónde vayan todos, yo también voy.
- La forma debe ser divertida, el fondo es lo de menos.
La competencia por la visibilidad en el mundo digital nos pone en competencia con fenómenos como los XV de Rubí, como cuando se juega a ver quién grita más fuerte. Su aparición llegó en el tiempo perfecto – el puente Lupe-Reyes, cuando todos esperamos la inercia que nos lleve a ese estado lúdico que olvida la pesadez cotidiana. Pasada la temporada Navideña, la conversación volverá a su curso normal.
Mientras tanto WhatsApp se posicionó como el canal estrella para enviar felicitaciones. Este año además de las clásicas viñetas con motivos decorativos también los contenidos audiovisuales llenaron las memorias de nuestros smartphones. En teoría para este 2017 las marcas probarán más tácticas dentro de este servicio de mensajería.
Y mientras aquí evadimos la realidad con Rubí, Mark Zuckerberg sigue ampliando su imperio ahora con una nueva unidad de negocio llamada Jarvis. La aplicación de Inteligencia Artificial de Facebook está por terminar su etapa Beta. Según mis cálculos deberán pasar cinco años hasta que se popularicen sus beneficios.
Quizá la asignatura más difícil en este 2017 es “futurear” cuando el 2016 desarmó todos nuestros planes. No obstante hay algunas certezas como que la política americana será un tema recurrente en este año, que el futuro de Twitter se ve cada vez más incierto y que si la tendencia sigue como hasta ahora, Facebook y Google dominarán la conversación digital como un gran duopolio.
Bueno o malo, las redes han pasado su luna de miel; ahora les vemos los defectos. Twitter sigue su espiral descendente sin mostrar cambios significativos en su modelo de negocio. Ahora hay que sumarle que se ha vuelto el lugar favorito de los haters.
Mientras tanto este 2016 se va, a mi me deja grandes enseñanzas por lo que le agradezco mucho los retos que me puso. Nos leemos el próximo martes 3 de enero, la primera columna del 2017 desde Anaheim, California. Hasta entonces ¡Feliz año Nuevo!