Eric Greitens dice ser un conservador y patriota de Estados Unidos que busca ser gobernador de Misuri y para demostrarlo detonó una bomba tras disparar en varias ocasiones un arma de alto calibre.
“Si estas listo para un candidato conservador poco conocido, yo estoy listo para disparar”, dice en parte de su mensaje.
Esta no es la primera vez que una campaña llama la atención por la estrategia creativa del candidato.
En México, el payaso Lagrimita, un personaje de amplia fama en el estado de Jalisco por conducir un programa de televisión e incluso ser propietario de un circo, lanzó un video como parte de su intento por competir para ser candidato a la presidencia municipal de Guadalajara, en el que aparece personificando su papel de payaso, como en todo momento lo hizo en su aspiración a ser candidato.
El marketing político tiene al espectáculo como una de sus mejores herramientas para que los candidatos hagan empatía con los votantes, tal como lo muestran los dos ejemplos antes mencionados y que recuerdan como es que Donald Trump ha logrado avanzar en su aspiración por la Presidencia de Estados Unidos, gracias a su estrategia de marketing político basada en la espectacularidad de su marca personal.
Competir en la elecciones ha llevado a los candidatos a voltear a mirar en el entretenimiento político una forma de generar adeptos a través de una técnica de comunicación que apela en todo momento a las emociones, como factor de experiencia que se genera con un segmento de votantes expectante de teatralidad en gestos, calificativos o acciones como el hacer detonar una bomba.