Por Luis Miguel Martínez
Twitter: @lmuia
La impresión tridimensional o en 3D, que es el proceso de fabricación de objetos sólidos tridimensionales a partir de los diseños digitales, es una realidad y es asequible a los usuarios de todas las escalas y estratos. Esta tecnología ha despertado un gran interés en todos los sectores, principalmente los tecnológicos, pero el marketing también puede beneficiarse de este gran avance tecnológico.
El advenimiento de la impresión en 3D ha democratizado la escultura, al punto que se puede decir que ésta bella arte se ha digitalizado y pone a disposición de cualquiera la capacidad de crear objetos concretos y funcionales.
Un tour rápido por YouTube nos deja ver los clips de las impresoras 3D que producen de todo, desde hamburguesas, vestidos y coches. La tecnología es utilizada por los cirujanos para construir una visión de los órganos de un paciente que van a operar, y los diseñadores pueden ver del diseño de objetos que realizaron en una pantalla a un artefacto que les da una buena aproximación al look-and-feel.
La posibilidad de producir estos objetos de forma casera a un costo razonable cambia las reglas del marketing y abre un abanico de posiblidades basadas en la innovación. Finalmente, la transmisión del modelo digital puede ser realizada por Internet y el ensamble del artefacto se realiza en la impresora 3D ¿cómo funciona?
El origen de la impresión en 3D está en la estereolitografía que permite representar y ensamblar objetos en tres dimensiones. Esta construcción se realiza en capas, en un concepto conocido como manufactura aditiva, que consiste en agregar material para obtener el artefacto, tal como un pastel se decora a partir de una base de masa horneada y se agregan capas de pastillage y betún.
Tradicionalmente, la manufactura de objetos se realiza con manufactura sustractiva, digamos un escultor parte de un bloque de piedra y va retirando material hasta obtener el objeto deseado. La impresora 3D deposita -por goteo, extrusión o por spray- material típicamente plástico y va “ensamblando” el objeto por capas. El video muestra la fabricación de un objeto en 3D, tomando “sólo” 4 horas.
Esta tecnología permitirá que las marcas comiencen a ofrecer a los clientes la posibilidad de personalizar sus productos , a través de la web, con el fin de tener el producto impreso en el hogar – ropa, accesorios y juguetes.
Así, los consumidores pueden tener los estilos que desean, en su tamaño, a su gusto, y todo esto en cuestión de minutos y probablemente, a una fracción del costo actual. Sin duda revolucionará los hábitos de compra de los consumidores.
La velocidad de la satisfacción del consumidor le ganará a las compras por Internet hoy en día. ¿Un paso más en esta cultura de la satisfacción instantánea?
Esta posiblidad cambia todas las reglas del mercado. Se elimina la parte del proceso de fabricación. Es la misma revolución que sucedió cuando llegó la Internet y permitió al cliente tomar el control del proceso de compra. El mundo del retail en línea está creciendo rápidamente.
¡No te desconectes!
Post scriptum. Pese a la automatización lo artesanal no perderá el encanto ni dejará su función social, un bello ejemplo son las mermeladas de Happy Marmalades y las cajas de Manos Mexicanas.
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