Si hay algo que en mercadotecnia puede rendir grandes frutos si sabemos aplicarlo bien es un asertivo aprovechamiento del amor que llegan a tener los fanáticos por la camiseta de su equipo. No hay nada con lo que el consumidor habitual puede identificarse tanto y guardar una interminable fidelidad que con su deporte favorito y más aún, con el equipo que se identifica.
Este sentimiento de pertenencia a un grupo y de competencia hacia la gloria que poseen los fanáticos es un terreno ganado por los que se dedican a remover emociones para convencer y vender, por lo que una estrategia bien concebida que apunte directamente al corazón de los fanáticos es una oportunidad de oro que deben aprovechar quienes buscan públicos cautivos proclives a recibir mensajes bien focalizados.
Una prueba innegable que desde siempre ha representado un caso de éxito es el Super Bowl, la perfecta unión entre el deporte y la creatividad que año representa un reto para las marcas marcas, quienes tienen que renovarse para un público cada vez más difícil de impactar.
Tan sólo este año, el gran evento generó una ganancia de casi mil millones de dólares en diferentes rubros y etapas. Se calcula que sólo en Estados Unidos 130 millones de personas vieron el encuentro, esto es equiparable a que la totalidad de los habitantes de México vieran el partido con sus respectivos impactos publicitarios.
Lo anterior solo es un ejemplo de lo que se puede obtener aprovechando la desmedida afición que existe por algunas disciplinas deportivas y los beneficios que se pueden obtener si la imaginación del mercadólogo y publicista es suficiente.
Sin embargo, no sólo el omnipotente vecino del norte tiene la capacidad de sacar jugo a la afición. Nuestro país, caracterizado por ser dueño de una gran cultura futbolística representa uno de los principales bastiones en cuanto a la aplicación de la mercadotecnia deportiva. Los presupuestos que se destinan a buscar impactos dentro del balompié son enormes y por supuesto, los impactos están garantizados.
No obstante, el deporte más popular del mudo no es el único que sabe rendir frutos. Apenas hace un año, uno de las disciplinas más emocionantes, es la Fórmula Uno, un espectáculo que regresó a México luego de poco más de dos décadas de ausencia en nuestro país. El grado de sofisticación de la máxima categoría del automovilismo exige un grado similar de calidad en cuanto a las estrategias de marketing que deben aplicarse a un público que disfruta del elitismo que significa un evento como éste.
Es la calidad de un acontecimiento como éste que propicia que la creatividad de agencias y profesionales se avoquen a generar grandes experiencias a su alrededor. Este es el caso de la F1 Fanzone México, un evento paralelo al Gran Premio de México en el que los aficionados pueden vivir la Fórmula Uno de una manera alternativa que representa una gran oportunidad de participación para las marcas.
La Fanzone de México es un gran evento en el que la agencia productora y las marcas deben echar mano de su imaginación para cautivar a los más de 40 mil personas que asistirán durante los tres días del Gran Premio de México. El acontecimiento, que ocurre en sólo seis países que cuentan con Grandes Premios, incluido México, ofrece la oportunidad no sólo a quienes no lograron asistir al Autódromo Hermanos Rodríguez, sino a quienes sí lo hicieron, pero al terminar quieren seguir gozando de la experiencia del automovilismo, pues se trata de un evento de case mundial, y la más grande Fanzone del mundo, según la propia F1.
La Fanzone México podrá ser, por tercer año consecutivo, un evento que demuestre que en cuestión de aplicación de event marketing y activaciones BTL enfocadas al deporte, nuestro país se encuentra dentro de los mejores del mundo, y podemos lograr que tanto aficionados, agencias y marcas siempre terminemos ganando medallas de talento, creatividad y satisfacción.