La portada de Claudia Sheinbaum en El País causó una polvareda política y dio inicio oficialmente a la pronta, pero combatida carrera presidencial. Mientras ella desde la Ciudad de México apresura el paso, el canciller, Marcelo Ebrard, encabezó el debate abierto “El impacto del desvío y tráfico de armas para la paz y la seguridad”, desde la sede de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.
La caballería está preparada, cada una desde su shut, pero no podemos olvidar la máxima: “más vale paso que dure y no trote que canse” y aquí prevalecerá aquel que aguante la embestida, pero sobre todo, el que “se venda” mejor.
Mientras la estrategia de Sheinbaum apuesta por los medios de comunicación internacionales, Marcelo empuja su agenda contra el tráfico de armas de Estados Unidos a México, que según cálculos, suman aproximadamente 2 millones en los últimos 10 años, sin embargo, nunca se había optado por medidas legales como las ahora tomó Ebrard y compañía al presentar una demanda ante una Corte Federal en Boston, que señala a 11 compañías productoras de armas por “promover prácticas comerciales “negligentes e ilícitas, que facilitan el tráfico ilegal de armas a México”.
La Secretaría de Relaciones Exteriores, dependencia que encabeza Ebrard, estima que 7 de cada 10 homicidios en el país son cometidos con armas provenientes de Texas, California y Arizona y que cada hora 22 armas de fuego entran a territorio mexicano de manera ilegal.
Probablemente Marcelo Ebrard no logré detener el tráfico de armas, ello va mucho más allá de sus intenciones y poderes; sin embargo, de lograr que las empresas armamentistas compensen al país por su responsabilidad él tendré un triunfo muy importante y en el imaginario le habrá ganado al mismísimo Estados Unidos.
Derivado del tráfico ilegal de armas de fuego la relación bilateral México – Estados Unidos ha sido ríspida y en algunas ocasiones de crisis. Uno de los capítulos más controvertidos fue la operación denominada “Rápido y Furioso”, realizada por la Oficina norteamericana de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, durante la administración de Barack Obama, dicho programa permitió la entrada al país de dos mil 800 armas largas que acabaron en manos del crimen organizado, entre ellas, más de dos mil rifles de asalto y 50 rifles, además de miles de municiones, que contrario a los objetivos primordiales de “Rápido y Furioso”, no fueron rastreadas para localizar a los criminales, sino para generar violencia y muerte en el país.
La operación -incluso reconocida por el gobierno de Estados Unidos- no cumplió su meta y el mismo departamento de Justicia norteamericano concluyó que fue “supervisada de manera irresponsable”, de ahí deriva la importancia del plan de Marcelo.
La exigencia mexicana se enmarca en la violencia que se registra en el país y que ha dejado tan solo entre 2019 y 2020 a más de 34 mil 500 personas asesinadas.
Entre las empresas demandadas se encuentran Smith & Wesson, Colt, Barrett Firearms y Ruger & Co a quienes Marcelo Ebarard acusa de la fabricación de “armas a la medida”, por ejemplo con el desarrollo de modelos Colt calibre .38 con la imagen de Emiliano Zapata, héroe nacional y símbolo de los narcotraficantes.
En caso de ganar, Marcelo tendrá que cacaraquear a lo grande pues quizá de ello dependa su permanencia en la carrera y mejor aún un probable triunfo presidencial.