PorĀ Camila GonzĆ”lez
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A la infinitud y por ende al dominio de la Internet le podemos atribuir una y mil cosas, por supuesto. Una que ha hecho la diferencia en la forma de vender y comprar es que ha situado a los consumidores en un espacio de poder. Ya el consumidor no solo tiene el poder de comprar, sino que habla, grita, protesta, crea campaƱas de prestigio y desprestigio de un producto, engrandece a la marca o la convierte en una idea tan pequeƱa y sin importancia con un solo tuit y cientos de seguidores.
Internet, en ese sentido, y en muchos, es un monstruo. Ya ustedes sabrƔn quƩ carga le ponen al monstruo, claro. Cada cual mira con sus anteojos.
Lo que estĆ” claro acĆ” es que si el monstruo se vuelve grande, hablo en cuanto al marketing y en especĆfico a la libertad y exigencia del consumidor, la marca puede acabar en un estado tal de sumisiĆ³n que apenas con un desliz la matarĆa. No refiero a animales grandes como Coca-Cola, por supuesto.
Entonces me llama la atenciĆ³n que en contraste con la tendencia de algĆŗn modo servil que ahora cubre la imagen de muchas marcas, aparezca el otro lado de la moneda: las marcas le juegan a ser demandantes. El concepto de ādemanding brandsā pone peso sobre la balanza cuando hace que las marcas tambiĆ©n pidan a los consumidores. ĀæQuĆ©?
En pro del futuro sostenible y socialmente responsable, las marcas reclaman la contribuciĆ³n de los usuarios a la sociedad, por ejemplo, en tĆ©rminos de donaciĆ³n de sangre. El club de fĆŗtbol de Brasil, Victoria, lanzĆ³ al mercado a mediados del aƱo pasado sus nuevos uniformes. Las camisetas que usualmente eran de rayas rojas y negras, las hicieron blancas y negras simbolizando la necesidad de que la gente comparta su sangre.
Una forma de animar a la gente a que con sus donaciones poco a poco, segĆŗn suban los nĆŗmeros en el banco de sangre, cada raya se vaya tiƱendo de rojo, como siempre.
Sin embargo, este nuevo esquema de relaciĆ³n āy vaya quĆ© relaciĆ³n para experimentar diferentes esquemas- exige que la marca recorra un sutil camino de credibilidad, sĆ de credibilidad al cien, para que la marca tenga la fuerza de pedir y que la gente dĆ© lo que pide. Para esto, no cabe duda de que las marcas deben tener ganada una sĆŗper confianza.
ĀæY quiĆ©n mide el impacto de que a una marca se le asocie con el bien para la humanidad?