El salario. La experiencia de sentarse frente a tu jefe o en el escritorio del dueño del lugar en el que trabajas. El sudor frío de un cuerpo tibio; para los de mi generación negociar esta prestación ha sido una de las experiencias que no se olvidan
¿Cuánto pretendemos ganar por lo que hacemos? Definir los factores para determinar el salario de un colaborador, o en su caso determinar el tuyo, una tarea racional que de inmediato trasciende a las pasiones.
Uno de los mencionados padres del capitalismo, Adam Smith, dice del salario en su libro La Riqueza de las naciones : “Los obreros están siempre pre dispuestos a concertarse para elevar los salarios, y los patrones, para rebajarlos. Sin embargo, No es difícil de prever cuál de las dos partes saldrá gananciosa de la disputa”. Uno de los argumentos de A. Smith es que los patrones, siendo menos en número, pueden ponerse de acuerdo más fácilmente.
Otra de las posturas respecto de este mismo tema es la de Karl Marx, el pensador Alemán describe en su Primer manuscrito: “El salario está determinado por la lucha abierta entre capitalista y obrero. Necesariamente triunfa el capitalista. El capitalista puede vivir más tiempo sin el obrero que este sin el capitalista”.
Sea cual sea la experiencia de cada quien, es innegable el relativo estrés al que nos exponemos en esos momentos. Apelar a las emociones o a los hechos para esta negociación ocurre de distintas maneras según sea el caso y la personalidad de cada una de las partes. En el caso del emprendedor, es un tema que deseablemente debiera definirse en la misión de la empresa. La política de salarios es una de las marcas de las organizaciones, imagina conocer el cómo y el cuándo abrir esta puerta por espacios específicos en los que se puedan tratar estos temas. Hasta hoy no he conocido un método que sea pertinente para ambas partes; sin embargo, el que este exista sin importar cómo se desarrolle y los resultados que arroje, es avanzar en un territorio espinoso y a veces huidizo.
La similitud a la letra entre dos supuestos antagónicos próceres de la economía, K. Marx y A. Smith, nos encamina a establecer un diálogo permanente con uno de los activos intangibles de la organización. El recurso humano es en sí mismo el entresijo más enredado en el listado de activos, y por supuesto el de mayor importancia en cualquier emprendimiento.
Si a través del equipo encontramos una de las mejores posibilidades de establecer una marca y un estilo de empresa. Es en este recurso adonde podríamos enfocar y dirigir la misma proporción de esfuerzos. La victoria de una de las dos partes en el frente a frente de la negociación, es tan solo, una victoria verdaderamente real de la organización. Yo por lo pronto seguiré al lado de K. Marx y por supuesto también de A. Smith.