Por Elisa Nájera
Especialistas prevén un frente económico difícil para los próximos meses. Algunas empresas ajustarán sus políticas, pero esto no es necesariamente negativo para el clima de la mercadotecnia en México.
Parece que lloverá, pero quién sabe si será brizna, tormenta eléctrica o granizada. Más vale prepararse. Ya de entrada, muchos se preguntan qué pasará con los presupuestos de mercadotecnia, y aunque las compañías no consideran que la cobertura mediática de las marcas sea, por sí sola, una variable de negocio, para Ana Estrada, presidenta de la Agrupación Nacional de Anunciantes (AGNA), la calidad de contacto con los consumidores es una métrica que llama a nuevas combinaciones y de ello dependerá la inversión de los anunciantes.
Por otro lado, opina que la mayoría de los negocios buscan mejoras y no recortar presupuestos, “una medida que sólo se toma cuando la inversión es cuestionable”, apunta. En otras palabras, se ahorra el dinero para no gastarlo en ciertos servicios considerados como superficiales o prescindibles, porque no traen beneficios a corto, mediano o largo plazo. Por desgracia, en un pensamiento tradicional, la mercadotecnia forma parte de este rubro.
En medio de este nubarrón económico se asoman algunos rayos de luz para la publicidad, relaciones públicas, promociones, investigación y medios; más que nunca vale la proactividad y no la reacción, para descubrir y aprovechar las oportunidades y así volverse indispensables para los clientes.
En situaciones difíciles, el gasto que se asigna a los departamentos dentro de una organización normalmente sufren los embates de la economía global. En Estados Unidos, la Asociación de Anunciantes Nacionales (ANA, por sus siglas en inglés) publicó una encuesta que revela la incertidumbre. La mayoría de las compañías entrevistadas ya identificó las áreas donde ahorrarán y muchas de ellas reducirán entre el 1 y 10 por ciento del presupuesto designado a la mercadotecnia.