Internacional.- No es fácil sufrir dos tragedias aéreas tan impactantes sin efectos graves para una aerolínea. Es por ello que después de que uno de los Boeing 777 de Malaysia Airlines fuese derribado por un misil en Ucraina, y la literal desaparición de otro de sus aviones, mientras cubría la ruta Kuala Lumpur – Beijing hace escasos cuatro meses, ha llevado a la empresa a considerar un cambio de nombre como parte de la estrategia para reparar el daño a su reputación.
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Y es que la situación de la línea aérea después de tan trágicos e inusuales acontecimientos, ha planteado a la aerolínea la difícil tarea de evitar el hundimiento de la empresa, que en su mayoría pertenece al gobierno malasio.
Entre sus planteamientos, según The Sunday Telegraph, se encuentra la búsqueda de nuevos socios de financiamiento, restructuración de las rutas aéreas, además de solicitar la creación de un ente global que monitorice las amenazas que puedan surgir contra la aviación civil
Así mismo, el director comercial de la aerolínea, Hugh Dunleavy, ha declarado a la publicación que después de la “trágica perdida” de dos aeronaves, “resurgirán fortalecidos”, a lo que agregó que ya se había iniciado un proceso de reestructuración que se ha visto acelerado después del terrible incidente con el vuelo MH17, y entre cuyas opciones se ha incluido el cambio de nombre y el rebranding de la aerolínea.
Malasya Airlines transporta a diario 50.000 pasajeros, emplea a 20.000 personas y durante 2013 obtuvo ingresos por el orden los 3.000 millones de dólares.